Un cambio de etapa y una importante ocasión de renovación: para muchos, el año nuevo es una oportunidad para emprender caminos inexplorados y redescubrir aquello que ya creíamos conocer. Así lo indica también la cosmología china, ya que, según su horóscopo, el Año Nuevo Chino viene regido por el Dragón, símbolo de transformación. Para empezarlo con buen pie, ahora que ya va cogiendo forma, la región lusa del Alentejo ofrece nuevos comienzos en los que se combinan tradición e innovación, ofreciendo experiencias auténticas, conectando a los viajeros con el entorno natural y volviendo a las raíces para tomar inspiración de cara al futuro.
Aprendiendo a reinventarse como un auténtico alentejano
Para avanzar, es preciso pasar por algunos cambios, pero sin abandonar la propia esencia. Los alentejanos son expertos en el arte de reinventarse, pues su tradición artesanal pervive gracias a las nuevas generaciones que mantienen vivo este legado centenario. De padres a hijos, de abuelos a nietos, en el Alentejo se hereda el savoir faire en disciplinas como el bordado de tapices de Portalegre y alfombras de Arraiolos o el modelado de piezas alfareras en Nisa o São Pedro do Corval, donde además los viajeros pueden aprender sus históricas técnicas y aplicarlas a diseños modernos.
Una conexión con la tierra y los vestigios del pasado
En el Alentejo, los nuevos comienzos también los protagonizan las antiguas fincas, bodegas o conventos que han encontrado la manera de explotar todo su potencial y disfrutar de una segunda vida, manteniendo su arquitectura, pero cambiando la función. En São Lourenço do Barrocal, un antiguo edificio rural situado entre llanuras se ha convertido en un alojamiento que acerca las actividades tradicionales y la forma de vida alentejana a sus huéspedes sin descuidar su filosofía country chic. De manera similar, Imani Country House es una antigua granja rodeada de olivos y rebaños de ovejas que, a pesar de haber sido restaurada, mantiene su espíritu original.
Vinos y gastronomía, una tradición renovada
La región más grande de Portugal se enorgullece de su gastronomía y sus vinos, que innovan sobre una base de sabores tradicionales. Évora, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es una de las capitales gastronómicas de la región, con propuestas deliciosas enraizadas en la cocina de siempre y aderezadas por la creatividad de jóvenes chefs. Lo primordial es emplear materia prima de la mejor calidad y kilómetro cero, como también se hace en la Herdade do Esporão, que ha conseguido una estrella roja Michelin por la calidad de su comida y una estrella verde por su cocina sostenible. De la misma manera, en Geracoes da Talha las técnicas vinícolas van pasando de generación en generación, yendo ya por la cuarta. En esta bodega de vinos de talla, los caldos se elaboran en ánforas según la receta tradicional romana.
La madera y la naturaleza, símbolos del nuevo año
Según la tradición china, la madera, con su facultad de transformarse y crecer, es el elemento que marca este año. Es momento de trabajar la relación con la naturaleza, ¿y qué mejor lugar para ello que el Alentejo? Esta región esencialmente rural cuenta con una variedad de bellísimos paisajes costeros y de interior; ante los ojos de los viajeros se suceden panorámicas protagonizadas por amplias llanuras, playas vírgenes, bosques de olivos y alcornoques o idílicos pueblos de casitas blancas accesibles mediante la densa red de rutas senderistas de la zona, como el TransAlentejo. La reserva de Dark Sky Alqueva, próxima al gran lago de Alqueva, es otro lugar perfecto para disfrutar de la belleza y magnitud del universo, observando los millones de brillantes astros en el cielo y recargando energías ante todo que está por ofrecer el nuevo año.