Chacchoben, también conocido como «el lugar del Maiz colorado», es el sitio arqueológico más grande de la Costa Maya en Quintana Roo a mitad de camino entre Mahahual y Bacalar, surgido como una aldea a orillas del lago por el 200 a. C, con varios fascinantes edificios cívicos y religiosos en unas 70 hectáreas.
El núcleo del este asentamiento comprende los conjuntos denominados Gran Basamento —que debió ser el escenario principal de actividades ceremoniales— las Vías —que tuvo que funcionar como residencia del grupo dirigente—, y el Grupo II —que incluye al edificio de mayor altura con un probable uso administrativo y habitacional—
El yacimiento debió ser vinculado a alguna capital regional del área del Petén, a juzgar por el estilo arquitectónico de sus construcciones. Así lo acreditarían las esquinas remetidas de los paños en los edificios más tempranos, y redondeadas en los de construcción posterior, con el típico arreglo de zócalo, entre calle y talud en delantal.
Una de las construcciones más tardías y la mejor conservada es el Templo Adosado, que probablemente constituyó el umbral por el cual los iniciados podían establecer un contacto entre lo sagrado y lo terreno, y posiblemente también sirvió como indicador astronómico de fechas importantes del calendario.
El edificio principal del Conjunto de las Vías se erigió con formato piramidal, aunque modificado para constituir un recinto abovedado con un altar central en el interior presidido por una pintura sobre la cuenta del tiempo y a los ciclos del Sol y de Venus, recreando así, el concepto de los cuatro rumbos tan característicos en el pensamiento maya.
Una de las singularidades más deslumbrantes del asentamiento ubicado en Quintana Roo son los altares circulares monolíticos y estelas con incluso textos jeroglíficos, en una la urbe que siguió habitada y activa durante cinco siglos, hasta que la actividad constructiva mayor se contrajo sobre el año 700 d. C.
La enorme colección de fragmentos de incensarios procedentes de este sitio evidencia su trascendental rol para sus habitantes, pues incluso después de su virtual abandono, entre el 1200 y 1450, resurgió como un lugar de veneración y peregrinaje.
La majestuosa zona arqueológica impresiona a los turistas en un recinto que cuenta con todas las comodidades para su visita, y que presenta un espacio único para sumergirse en una de los mayores vestigios prehispánicos, con la magia de la civilización maya que sigue asombrando por su monumentalidad y misticismo.
Si (
No(
