'MUCHAS MUJERES ESTARÁN REPRESENTADAS CON ESTA LUCRECIA'
De José de Nebra, se estrenó en 1744 en el ámbito privado del Duque de Medinaceli.
Un título que nos habla de género y violencia con esta temática recogida de las fuentes de Tito Livio.
En el ambigú del Teatro de la Zarzuela se ha presentado “La violación de Lucrecia” por parte de Daniel Bianco, director del Teatro, y han participado Alberto Miguélez Rouco, Rafael R. Villalobos, Rosa Montero, y el elenco de la producción.
Siguiendo con la política de recuperación del patrimonio lírico español, se recupera una obra del siglo XVIII firmada por uno de los compositores más importantes de su época, José de Nebra. ‘La violación de Lucrecia’ ‘Donde hay violencia no hay culpa’, que fue estrenada en el ámbito privado del Duque de Medinaceli en 1744.
Si bien en 2012 se estrenó en versión concierto, ahora tenemos la oportunidad de disfrutarla también en escena. El libreto se aleja de la rigidez de las zarzuelas mitológicas, y el valor de esta obra reside especialmente en su música que por su estilo avanzado para la época se acerca más al clasicismo. Un título este que nos habla de género y violencia con esta temática recogida de las fuentes de Tito Livio y que posteriormente popularizaría Shakespeare.
LA VIOLACIÓN DE LUCRECIA
O DONDE HAY VIOLENCIA, NO HAY CULPA
Zarzuela barroca en dos jornadas
Música de JOSÉ DE NEBRA
Libreto: versión de ROSA MONTERO de los hablados originales de NICOLÁS GONZÁLEZ MARTÍNEZ
Cantables: NICOLÁS GONZÁLEZ MARTÍNEZ
Nueva producción del Teatro de la Zarzuela
Equipo artístico
Dirección musical: ALBERTO MIGUÉLEZ ROUCO
Dirección de escena y vestuario: RAFAEL R. VILLALOBOS
Escenografía: EMANUELE SINISI
Iluminación: FELIPE RAMOS
Reparto
MARÍA HINOJOSA (Lucrecia), CAROL GARCÍA (Colatino), MARINA MONZÓ (Tulia), ANNA GOMÀ (Laureta), MANUELA VELASCO (Lucrecia contemporánea)
ENSEMBLE LOS ELEMENTOS
A partir del 25 de marzo y hasta el 1 de abril, el Teatro de la Zarzuela cumplirá de nuevo con una de sus responsabilidades prioritarias. Recuperará 270 años después de su última representación en 1753, y en este caso para la escena, la zarzuela barroca Donde hay violencia, no hay culpa, con música de José de Nebra y libreto de Nicolás González Martínez, y lo hará bajo el título de La violación de Lucrecia, en un guiño al poema épico de Shakespeare The rape of Lucrece, y a la ópera homónima de Britten.
En esta nueva producción del Teatro de la recién inaugurada plazuela de Teresa Berganza, el punto de partida es la versión del libreto escrita por Rosa Montero –recientemente galardonada con la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes–, mientras que en las partes cantadas se mantienen los versos originales que González Martínez escribió para Nebra en 1744.
La dirección de escena y el vestuario de esta recuperación son de Rafael R. Villalobos, que se presenta por primera vez en este escenario; y la edición y la dirección musical —desde el clave— son de Alberto Miguélez Rouco, que también dirige su Ensemble Los Elementos y debuta asimismo en el foso de La Zarzuela como director. La producción, que cuenta con la escenografía de Emanuele Sinisi y la iluminación de Felipe Ramos, goza de un reparto especialmente escogido para abordar con absoluta solvencia y brío este tipo de partitura, y para afrontar la sobrecogedora puesta en escena de la leyenda de Lucrecia. Lo componen cuatro cantantes: María Hinojosa Montenegro (Lucrecia), Carol García (Colatino), Marina Monzó (Tulia) y Judit Subirana (Laureta); y dos actores: Manuela Velasco (Espíritu de la leyenda de Lucrecia) y Borja Luna (Sexto).
Estamos ante una curiosa obra con argumento latino, pero creada para el ámbito privado del duque de Medinaceli en Madrid, cuyo palacio, en la Carrera de San Gerónimo con el Paseo del Prado, estaba emplazado a 300 metros escasos del lugar que más tarde, desde 1856, ocuparía (y hoy sigue ocupando) el Teatro de la Zarzuela. A pesar de los casi tres siglos transcurridos, la música y la retórica de los afectos de esta zarzuela de Nebra aún nos deleitan e invitan a descubrir las percepciones de gusto barroco y preclásico. Y como nos dice la estudiosa Nieves Pascual en sus notas para el programa o en el cierre de su conferencia (disponible en YouTube): «En esta zarzuela, obra ejemplar del teatro lírico español, con música y texto que son patrimonio de ayer, descubrimos la expresión de deseos y pasiones de hoy».
Rafael R. Villalobos, por otra parte, nos recuerda que, además de proporcionarnos el placer de descubrir y redescubrir a Nebra, el proyecto tiene otros puntos interesantes y absolutamente actuales, como puede ser el «entender el espíritu revolucionario que los autores de entonces (siglo XVIII) tenían respecto a los derechos de las mujeres». El director de escena y figurinista afirma que La violación de Lucrecia nos permite asimismo «reflexionar acerca de muchos temas, que van desde la violencia machista a la violencia institucional».
El dolor de entonces, el dolor de hoy
Con esta propuesta volveremos a mirar al pasado para colocar el foco de atención en el dolor de una mujer, Lucrecia, «cuya historia desgranaremos a través del filtro de los dos mil quinientos años de historia transcurridos desde entonces». En este sentido, Villalobos dice que La violación de Lucrecia «es una obra maravillosa, tristemente muy actual, y que un teatro nacional que vela por el patrimonio lírico español decida subirla al escenario y abrace otros acercamientos al hecho lírico es motivo de alegría general».
Por su parte, el Maestro Miguélez Rouco, que el pasado mes de octubre presentó la grabación de ‘Donde hay violencia, no hay culpa’ (Glossa) también al frente de su grupo historicista Los Elementos, recalca que esta zarzuela nos permite «sumergirnos en la fascinante obra de José de Nebra, cuyo hábil uso de la retórica barroca, su conocimiento de los recursos vocales e instrumentales y su intuición dramática convierten cualquiera de sus obras escénicas en las más brillantes joyas del siglo XVIII español».
Estrenada en 1744, la historia narra las circunstancias y consecuencias de la violación de la virtuosa mujer romana Lucrecia, el mito fundacional de la República Romana, tal como lo transmitió Livio. Estos días el público asistirá en el Teatro de la Zarzuela a una relectura de esta leyenda del siglo primero antes de la era cristiana. Ahora, al igual que hace tres siglos en Madrid o hace veinticinco siglos en Roma —dentro de una especie de espiral de la Historia—, los hechos nos obligan a oír y ver estos acontecimientos para reflexionar sobre la libertad, la conciencia de culpa, la degradación, el poder, la destrucción, el honor o la venganza; todo esto ante el hecho de una violación y de sus consecuencias trágicas para el ser humano.