La región lusa esconde rincones llenos de cultura y tradición perfectos para ser visitados durante el fin de semana en las cercanías de la frontera entre España y Portugal.
Todavía quedan unos meses para las próximas vacaciones, de manera que los viajes de pocos días son una de las opciones más convenientes para cambiar de aires y desconectar de la rutina sin necesidad de sacrificar días libres. Sin duda, la encantadora región de Alentejo es la candidata perfecta para una escapada rápida que reúna cultura, tradición y una excelente gastronomía. Cercana y de fácil acceso, guarda secretos por descubrir, con verdaderas joyas ocultas entre sus asombrosos paisajes:
Pasar un día entre crines y herraduras en Coudelaria de Alter
La tranquilidad de la llanura alentejana solo es interrumpida por el sonido de los cascos en la Coudelaria de Alter, una Yeguada Real dedicada a los majestuosos caballos de la raza lusitana y su larga tradición. A lo largo de las 800 hectáreas de su finca, los amantes de los animales podrán realizar visitas históricas, conocer la vida cotidiana de los equinos, dar paseos a caballo y contratar lecciones de equitación. Para que la experiencia resulte inolvidable, uno no puede perderse el momento de la yeguada, cuando los equinos salen en masa al campo, algunos de ellos por primera vez.
Perderse por las empedradas callejuelas de Nisa
A dos horas y media de Cáceres, en el distrito de Portalegre, se esconde una pequeña villa de laberínticas calles revestidas de piedra que llaman a ser fotografiadas. Nisa recibe al viajero con sus blancas casitas enmarcadas en amarillo, su cerámica roja, sus bordados, sus aguas termales y un queso de oveja con denominación de origen. Este tesoro de color amarillento se elabora con leche de ovejas merinas que pastan en los floridos campos alentejanos, lo cual dota al producto de un sabor muy particular.
Viajar al Neolítico en el Crómlech de los Almendros
Évora es conocida por su increíble patrimonio arquitectónico, pero pocos saben que en sus inmediaciones puede encontrarse uno de los monumentos megalíticos que, tanto por su tamaño como por su estado de conservación, figura entre los más importantes de Europa: el Crómlech de los Almendros. Los 95 menhires datados en el Neolítico que lo conforman ofrecen una pintoresca estampa que se transforma tras el atardecer. En la quietud del monte y bajo el intenso brillo de los astros, el viajero es transportado a tiempos prehistóricos.
Asombrarse ante las murallas de Serpa
Serpa es un alto en el camino con una curiosa carta de presentación: sus imponentes murallas protegidas por torreones. Pero no solo destaca por sus monumentos, entre los que se cuentan un acueducto, el castillo o la iglesia manierista de Santa María, sino también por su gastronomía. Para abrir boca, es imprescindible para cualquier visitante catar su aceite de oliva local acompañado de un buen pan alentejano, continuando con la degustación de su queso de Serpa DOP. A partir de él también se producen las exquisitas queijadas, una especie de pasteles dulces que ponen el broche de oro a la excursión.
Conocer la villa romana de São Cucufate
La desconocida villa de São Cucufate es un vestigio del pasado romano de la región. En el verde prado del municipio de Vila de Frades se encuentran las ruinas de termas, jardines y otras edificaciones que antaño formaron parte de una villa romana del siglo IV. Más tarde, los muros de piedra sirvieron para guarecer un convento cristiano, dejando tras de sí restos de dos iglesias todavía decoradas con bellas pinturas murales.
Pasear por los pueblos moriscos de Moura y Mértola
Uno de los pueblos con la morería más grande y mejor conservada del país luso es Moura, en el Bajo Alentejo. Entre colinas de olivares y viñas, esta pequeña localidad construida en torno a un castillo medieval cuenta con un urbanismo de planta árabe. A las orillas del Guadiana encontramos otro pueblito de herencia islámica: Mértola. Es obligatorio detenerse a contemplar la increíble panorámica del paisaje regado por las aguas del río desde lo alto de su blanca Torre do Relógio. Si se desea concluir la excursión con la visita a un museo, esta villa cuenta con diez, aunque también el simple paseo por sus lugares de interés, igualmente marcados por su pasado árabe, es un espectáculo en sí.