La señalada ocasión es perfecta para una escapada en pareja que permita conocer la región lusa a partir de actividades tan románticas como alternativas
Se acerca el que es, para muchos, el día más romántico del año: San Valentín. Cada vez son más las parejas que optan por dejar de lado lo material, regalando tiempo de calidad en su lugar. La señalada fecha es, por tanto, idónea para una escapada a un lugar tan especial como el Alentejo, una región marcada por el slow travel, ideal para desconectar del día a día y disfrutar de la compañía del otro. Ya sea por playas vírgenes, entornos de naturaleza salvaje o llevando a cabo inesperadas actividades que combinan descanso y aventura, los enamorados encontrarán en la región portuguesa una variedad de planes para disfrutar al máximo de su día.
Viajar a tiempos pasados en sus encantadores pueblos
A lo ancho y largo de Alentejo podemos encontrar pequeñas localidades encaramadas sobre las ondulantes colinas de la región. En la cautivadora Marvão, protegida del mundo exterior por las gruesas murallas de su castillo, el tiempo se detiene, invitando a disfrutar del aquí y el ahora. A unos pocos kilómetros se sitúa otro pueblo de postal: Castelo de Vide, con una de las juderías mejor conservadas del país luso.
También Mértola, una “villa museo” de pasado morisco, es idónea para un apacible y romántico paseo por su casco histórico, epicentro de una red de antiguas calles empedradas bordeadas por blancas casitas de poca altura. Para admirar la bella estampa de la naturaleza colindante, rodeada por las aguas del río Guadiana y bañada por la luz del sol de febrero, se recomienda subir a la Torre do Relógio.
Maridar la experiencia con sus sublimes vinos
Los amantes del vino encontrarán en las bodegas alentejanas un sinfín de actividades relacionadas con los caldos: paseos entre los viñedos, visitas guiadas por sus instalaciones —de gran valor histórico y arquitectónico— y, por supuesto, degustaciones del excelente producto, aprendiendo sobre su proceso de elaboración y propiedades. Además de las clásicas catas, Herdade da Malhadinha oferta un amplio rango de cursos alrededor del arte vinícola para convertirse en un auténtico experto de la enología. Yendo más allá, Herdade do Rocim ofrece a los enamorados una experiencia todavía más original: talleres en los que jugar con sus mezclas para diseñar un vino a medida.
Rozar el cielo y surcar las aguas
No en vano el amor se compara con tanta frecuencia con la sensación estar volando: en ambos la paz y la tranquilidad se entremezclan con la emoción. El viaje en globo es uno de los grandes atractivos de la visita al Alentejo, pues desde las alturas, el colorido horizonte del campo alentejano se abre para trasmitir sosiego y quietud a la par que la adrenalina del momento lleva la relación a lo más alto. Aquellos que prefieran mantenerse a ras de tierra pueden optar a otro tipo de especial excursión: un paseo en barco por el lago Alqueva, discurriendo a través del Guadiana y sus afluentes.
Desatar la creatividad con un taller de cerámica
Para desencadenar la imaginación y crear una pequeña obra de arte en pareja, no hay nada como apuntarse a una clase de alfarería para dos. En Odemira y São Pedro do Corval, representantes de la importante tradición alfarera alentejana, pueden encontrarse fundaciones y talleres que imparten cursos de modelado cerámico. Las parejas que no se atrevan con las manualidades pueden limitarse a pintar las piezas cerámicas (pudiendo decorar desde vajillas hasta azulejos), creando un souvenir personalizado para regalarse el uno al otro.
Ver el espectacular atardecer en la costa
Apto para todos los gustos, uno de los planes más románticos es observar cómo el sol desaparece en el océano y tiñe de colores el amplio cielo portugués. Tras un relajado día descansando en el íntimo entorno de la costa mejor preservada de Europa, no hay nada como ver el precioso atardecer en pequeñas localidades pesqueras como Vila Nova de Milfontes. Allí, además, los viajeros se encontrarán con un paisaje de lo más pintoresco, pues hace más de 20 años que un barco de origen holandés quedó encallado en sus orillas, dotando el lugar de una misteriosa aura. En otras playas, como la de Melides, los más inquietos podrán coronar la experiencia con un paseo a caballo.
Disfrutar de una cena romántica en compañía de la gastronomía alentejana
Como en cualquier otra fecha señalada, no puede faltar la clásica velada íntima para celebrar el amor. Si bien la cocina alentejana bebe de una arraigada tradición, no son pocos los lugares que dan otra vuelta de tuerca a su menú. Gadanha Mercearia e Restaurante, ubicado en la marmórea Estremoz e idóneo para una ocasión especial, ofrece la cocina típica de la región con un toque moderno y una atractiva presentación, destacando platos estrella como su crujiente milhojas de bacalao.
Con vistas al mar, el acogedor restaurante Arte e Sal de Sines es un ejemplo de autenticidad alentejana. Entre sus cuidadas elaboraciones, de esencia más sencilla pero igualmente deliciosa, se encuentra una selección de pescados frescos a la parrilla y suculentos mariscos de primera calidad.
Experimentar la inmensidad del cielo estrellado desde un lugar privilegiado
Cuando cae la noche, en el Alentejo comienza el espectáculo: millones de estrellas, planetas y satélites despliegan su belleza en el cielo nocturno, creando la atmósfera perfecta para una cita en pareja. El mágico paisaje que dibujan los astros es inigualable en la reserva Dark Sky Alqueva, categorizada como Destino Starlight por la inusual claridad de su cúpula celeste.
Ahora también es posible dormir bajo las estrellas en L'AND Vineyards, un elegante resort cuyas suites equipadas de claraboyas permiten observar el firmamento desde la misma cama. Y para una experiencia todavía más sublime, el hotel ofrece servicios de spa personalizados para completar la relajante estancia de las parejas.