La emblemática cueva de Mdina en la que convivió el Apóstol Pablo durante su naufragio será el punto de partida de esta etapa, que se llevará a cabo por antiguos pueblos y parroquias hasta llegar al Fort St. Angelo en La Valleta.
El Camino de Santiago, la ruta de peregrinación jacobea con más 1000 años de antigüedad, ha ampliado su recorrido internacional incluyendo una nueva etapa que conecta por primera vez la ciudad coruñesa de Santiago de Compostela con Malta, el gran secreto del Mediterráneo.
Así lo anunció la Embajada de Malta en España junto con la Autoridad de Turismo de Malta, Heritage Malta y XirCammini, la asociación oficial de Malta que representa el Camino de Santiago de Compostela. Y es que, tras meses de trabajo y esfuerzo colaborativo, las instituciones han logrado crear esta conexión con el fin último de invitar a los peregrinos, tanto locales como internacionales, a emprender un viaje por tierra y mar hasta la famosa Catedral de Santiago a través del Camino Maltés.
Una tradición forjada hace 2000 años
La aparición del cristianismo maltés se remonta al año 60 d. C., momento en el que San Pablo surcó las aguas del Mediterráneo rumbo a Roma, donde iba a ser juzgado por predicar la religión cristiana en Jerusalén. Durante su paso por Malta, el barco se vio afectado por una tormenta y volcó, hecho que provocó que el Apóstol se viera en la obligación de convivir en la isla durante un tiempo.
Sin embargo, la tradición afirma que Santiago predicó el Evangelio en la península ibérica al menos dos décadas antes, en el año 40 d. C, convirtiéndose en el primer apóstol martirizado y trasladado desde Tierra Santa a Iliria Flavia, conocida hoy día como Santiago de Compostela y donde descansan sus huesos.
De esta manera, Malta se convirtió en un lugar de tránsito para los peregrinos que se dirigían a Tierra Santa, Compostela y Roma, entre otros, con el fin de practicar devoción a los primeros santos llegando a sus lugares sagrados (Loca Sancta). Sin embargo, las primeras peregrinaciones cristianas iban a sitios asociados con el nacimiento, la vida, la crucifixión y la resurrección de Jesús.
Los antiguos caminos romanos, francos y normandos facilitaron la expansión de los Caminos desde el oeste hasta Gran Bretaña, hasta las islas del Mediterráneo al sur, desde el norte hasta más allá del Rin, y por el este hasta Asia Menor y Georgia, habiéndose establecido en la actualidad más de 50 rutas en unos 20 países de Europa. Aunque, sin duda, las rutas de peregrinación más antiguas y reconocidas del cristianismo son las ya mencionadas Tierra Santa, Roma y Santiago.
El desarrollo de estos caminos ha sido posible gracias a organizaciones como la UNESCO, la Unión Europea y varios fondos e iniciativas nacionales que han declarado estas rutas como fuerzas unificadoras culturales e históricas que trascienden incluso las fronteras nacionales.
Desde la ciudad de Mdina hasta La Valletta
Una de las características por las que destaca el nuevo Camino Maltés, es que encuentra su belleza y distinción en la creación de cuatro caminos envueltos en uno solo, ya que para la llegada a Santiago se precisa de medios de transporte como el barco, lo que permite recorrer el Camino Italiano, el Catalán y el Francés en más de 3.600 kilómetros.
El segmento maltés tiene su comienzo en Mdina, concretamente desde la Gruta de San Pablo, donde el apóstol convivió durante tres meses tras el incidente de su naufragio. Es esta etapa se lleva a cabo a través de algunos de los antiguos pueblos y parroquias que existieron en los siglos XVI y XVII hasta Fort St. Angelo y cruzando el puerto hasta Valletta, desde donde se toma el barco a Sicilia.
En Sicilia, desde la zona portuaria, el Camino conecta con Caltagirone, ciudad asociada a la devoción jacobea, y atraviesa el Este de la ciudad hasta el Santuario de Santiago Apóstol en Capizzi. A partir de ahí, la ruta continúa principalmente por caminos francos hasta Palermo, donde se puede coger un segundo barco rumbo a Cagliari.
Desde Cagliari, el Camino continúa por la ruta del Camin St. Jacu de Cerdeña hasta Porto Torres, en el norte de la isla. Finalmente, y tras navegar desde este último punto hasta Barcelona, comienza la etapa del Camino Catalán hasta llegar a Santiago de Compostela.
El Camino Maltés ha sido calificado por las autoridades como una experiencia única que proporcionará a los peregrinos una ruta que data del siglo XVI y en la que se promoverá la antigua fe cristiana, ampliando el turismo religioso del archipiélago.