Tanto si es por el respeto a conducir por la izquierda como si la intención está en viajar de forma más sostenible, el tren es un medio perfecto para relajarse y disfrutar de las vistas panorámicas que nos ofrecen algunas rutas de la Isla Esmeralda.
Los viajes en tren son además más asequibles que nunca gracias a la bajada de precios del 20 % hasta fin de año y la reducción permanente del 50 % para jóvenes de entre 19 y 23 años, sin olvidar otras importantes ventajas como la conexión wifi gratuita y la posibilidad de llevar una bicicleta a bordo.
A continuación, proponemos cinco espectaculares rutas que conectan algunas ciudades atravesando paisajes increíbles:
De Rosslare a Dublín
Considerada una de las rutas escénicas más bonitas de toda Europa, su punto de partida es el condado de Wexford y bordea la costa sureste de Irlanda. Desde el tren es posible apreciar las verdes y sorprendentes llanuras de esta región -que se encuentran bajo el nivel del mar casi en su totalidad- donde el viajero encontrará un puñado de islas que fueron drenadas y aprovechadas para convertirse en tierras de cultivo, conocidas como las Sloblands, donde ahora hay un santuario invernal para gansos y cisnes procedentes de Islandia, Groenlandia y Siberia.
La ruta continúa hacia el norte pasando por el condado de Wicklow, donde se produce un cambio en el paisaje y se vuelve cada vez más montañoso. El tren se eleva por un paisaje idílico de arroyos y coníferas, mientras serpentea por viejos puentes de piedra hasta llegar al Valle de Avoca, un exuberante valle donde los ríos Avonmore y Avonbeg se unen en el Encuentro de las Aguas para convertirse en el río Avoca. El tren realiza una parada en la localidad de Rathdrum, desde donde es posible llegar a pie al espectacular Parque Forestal de Avondale.
El tren vira de nuevo hacia el este hasta el pueblo de Wicklow para seguir su camino paralelo a la costa. Una vez el tren llega a Bray, los pasajeros pueden continuar hasta Dublín con alguna que otra parada o subir al servicio de cercanías DART, otra de las rutas en tren más conocidas de Irlanda que une Wicklow con las localidades al norte de Dublín y que se detiene en idílicas ciudades costeras como Dalkey o Killiney.
De Cork a Cobh
Dentro del condado de Cork encontramos una corta ruta ferroviaria que lleva hasta la colorida ciudad portuaria de Cobh, situada en uno de los puertos naturales más grandes del mundo.
El viaje parte de la estación de Kent, en Cork, y rápidamente ofrece unas espectaculares vistas de la costa sur de la Isla Esmeralda. El tren bordea el canal de Belvelly hasta detenerse en Little Island antes de pasar al único parque de vida silvestre de Irlanda: la isla de Fota. La ruta dura 24 minutos y finaliza en la estación de Cobh, la que en 1912 sirvió como último punto de partida del famoso RMS Titanic.
Western Rail Corridor: de Galway a Limerick
La ruta de 80 minutos que va de Galway a Limerick es uno de los itinerarios menos transitados por los viajeros y recorre algunos de los pueblos más desconocidos de la zona que bien merecen una visita.
Una de las paradas más destacables del recorrido es Gort, desde donde se pueden visitar los jardines históricos de la Reserva Natural de Coole o Thor Ballylee, donde vivió el poeta WB Yeats y donde John Ford filmó la primera escena de su película The Quiet Man. También merece una parada la localidad de Sixmilebridge, muy cerca de Craggaunowen, un parque que explora la vida celta durante la edad de bronce. En sus cercanías también se encuentra la aldea de Quin, con sus magníficas ruinas de la abadía franciscana.
De Dublín a Belfast
El recorrido estrella que une las principales ciudades de la República de Irlanda y de Irlanda del Norte comienza en la estación Connolly de Dublín, desde donde el tren se dirige a Malahide Marina y cruza el estuario antes de encaminarse hacia el norte.
El tren discurre paralelo a la espectacular costa escarpada hasta llegar a la localidad de Drogheda, una ciudad fortificada con estrechas callejuelas que se extiende a lo largo del río Boyne. Está a solo 8 kilómetros del yacimiento arqueológico de Brú na Bóinne, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, un paisaje con impresionantes tumbas prehistóricas.
Las vías atraviesan los magníficos campos verdes del norte y cruzan el impresionante viaducto de Craigmore de 18 arcos y 400 metros de longitud, antes de alcanza el punto final en la estación de Lanyon.
De Derry-Londonderry a Coleraine
Todavía en Irlanda del Norte, el viajero podrá disfrutar de la que muchos consideran una de las rutas ferroviarias más bonitas del mundo. El recorrido de 40 minutos comienza en la preciosa ciudad histórica de Derry-Londonderry y serpentea la orilla del río Foyle hasta llegar a un amplio tramo de llanuras junto al estuario.
Al llegar a la costa, el tren continúa bordeando las espectaculares playas de arena dorada y las dunas de Benone Strand hasta avistar Mussenden Temple, lo que llegó a ser una pequeña biblioteca de una finca, en lo alto del precipicio.
El tren llega al tranquilo pueblo costero de Castlerock que conduce a Coleraine, donde los visitantes pueden viajar en autobús hasta la escarpada costa de Antrim.