Por fin ha llegado la época del año más deseada, el verano. Durante los meses más calurosos, la mayoría de los mortales huyen a destinos costeros para disfrutar durante unos días -los más afortunados, algo más- del mar, el sol y la playa, y alejarse del ritmo frenético de la ciudad.
Entre los peregrinos que se desplazan a las costas, cada vez son más las personas aficionadas al surf y que en sus vacaciones buscan playas donde haya olas para poder practicar este deporte. Para esto, no es necesario viajar muy lejos, y mucho menos salir del país. Tenerife es un destino paradisiaco y el elegido indiscutible por todos los que buscan coger las mejores olas, porque deporte y mar van de la mano en la isla.
Tenerife siempre ha sido un paraíso surfero, y para los que más conocen y lo practican, es conocido como el Hawái del Atlántico. Gracias a su localización, la isla está constantemente acariciada por los vientos alisios, y estos benefician la navegación y, por consiguiente, la posibilidad de surfear en sus aguas. Además, otro de los grandes beneficios de la isla para los que practican surf habitualmente, es que puede hacerse durante todo el año, ya que la temperatura del agua ronda los 20 grados tanto en verano como en invierno, por lo que lo hace muy agradable.
No solo estas características hacen que Tenerife sea la capital del surf. Tenerife cuenta con más de 32 zonas ideales para surfear, sea cual sea el nivel y soltura del surfero:
Para los más principiantes, las playas con fondo de arena como playa del Faro en Arico, o la playa de Martiánez, en el Puerto de la Cruz, son las más adecuadas. También en Roquete, Punta Hidalgo se encuentra una playa ideal para iniciarse.
Otras playas, con fondo de arrecifes volcánicos son las más buscadas por los más aventureros. Es en estos fondos es donde se originan los “tubos” donde los mejores riders se entrenan para perfeccionar su técnica. Las playas como la Caleta, en Adeje, la Derecha del Conquistador, en Arona), la playa de la Machacona, en Granadilla, o la playa de las Conchas, en Santiago del Teide son ideales para los surfistas de nivel intermedio y expertos.
Además del surf, el deporte rey en la isla, existen otras opciones, cada vez más demandadas, e igual de divertidas: el Kitesurf se diferencia, entre otros aspectos, por el uso de una cometa para desplazarte y las playas de Tenerife son unas de las zonas europeas más destacadas para practicarlo. Aunque no todas sus zonas son aptas para principiantes, existen escuelas oficiales ubicadas a pie de playa. El Médano es el sitio por excelencia para este deporte. Otra de las variantes es el Body Board, en el que se usa una tabla más pequeña y no es necesario ponerse de pie sobre ella, por lo que muchos niños prefieren iniciarse con esta opción.
Por último, aunque no menos importante, para las familias que viajen a la isla, también podrán disfrutar de varias opciones para practicar todos juntos. El Stand up paddle consiste en remar de pie sobre una tabla de surf de grandes dimensiones, normalmente con la asistencia de un remo específico. Gracias a esta combinación es posible deslizarse sobre el mar tranquilamente, además de surfear todo tipo de olas. Es sin duda uno de los deportes para practicar en grupos más divertido. La tabla y el remo son los protagonistas, aunque también se puede prescindir del remo y convertir la tabla en un gimnasio individual, donde practicar yoga o pilates mientras se contemplan las inmejorables vistas.
Esta opción es muy atractiva, ya que resulta fácil de aprender y puede ser disfrutado por todo tipo de usuarios con diferente forma física.
Tenerife siempre ha destacado por ser la cuna del surf, por ello es el destino perfecto para practicarlo y disfrutar de sus paisajes, que te teletransportaran a una película de ensueño. Su paisaje colorido y su naturaleza volcánica son unas de las características más destacadas y hace que la isla tenga un encanto único e inigualable.
Es por ello por lo que Tenerife se convierte en uno de los destinos más visitados para todo aquel que busca tenerlo todo sin necesidad de viajar muy lejos.
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