Con la llegada de las altas temperaturas, el agradable clima de la región y los múltiples lagos donde está permitido el baño, convierten al sur de Bélgica en un destino apetecible para una escapada de verano.
Tierra de agua. Con este sobrenombre, y a pesar de no tener mar, se conoce a Valonia, el territorio belga situado más al sur del país. Aunque no tiene costa, sí que posee varios ríos y lagos que ofrecen una gran variedad de opciones de ocio en superficies acuáticas. Sin embargo, fuera del agua, la región valona también tiene su atractivo veraniego gracias a las suaves temperaturas que la acompañan durante los meses de julio y agosto.
Pasar un día en los Lagos de Eau d'Heure
Son, sin duda, la atracción acuática estelar de Valonia. Se trata de cinco lagos artificiales de 67 kilómetros de orilla ubicados en el corazón de un gran paraje natural, pero bien comunicados y repletos de opciones de ocio, siendo prácticamente un destino en sí mismo. Son los más grandes de toda Bélgica.
En los Lagos de Eau d’Heure está permitido el baño y también se puede disfrutar de otras actividades como la pesca, kayak, canoa, moto acuática, vela o paddle surf. Sin embargo, la que se proclama como la actividad favorita es el esquí acuático, que se practica con un cable de casi 700 metros que se eleva sobre el nivel del agua y funciona con energía solar. Para los niños, durante todo el verano, se instala en el agua la Aqua Bubble Boom, una zona con decenas de hinchables y juegos.
Igual de refrescante es subir al anfibio Crocodile Rouge. Este curioso vehículo, en forma de cocodrilo, puede circular tanto por carretera como por agua, en este caso, navegando por el Lago de la Plate Taille, uno de los cinco que conforman la zona, en un recorrido de 1 hora.
Cruzar el río Mosa por el último paso de agua en barca
Una actividad corta, pero curiosa de hacer si el viaje cruza Waulsort, un pequeño municipio valón a escasos kilómetros de Dinant y también, de la frontera francesa. En este pueblo, que lo cruza el río Mosa, hay una lancha capitaneada por un barquero que cubre el recorrido de 10 minutos entre orillas. La lancha está conectada a un cable que el barquero tira con un solo brazo. La zona está rodeada de árboles, creando unas bonitas vistas y un clima agradable. Es un servicio público, sin ningún coste, activo desde 1871.
Bañarse en Robertville, una gran piscina al aire libre
Este lago es un paisaje muy representativo de la región, rodeado un asombroso macizo. De hecho, es una excursión para hacer cada estación del año y apreciar sus diferencias. En verano, se convierte en una piscina natural con una plataforma y de un trampolín, en una atmósfera de gran tranquilidad. Para los más atrevidos, hay la posibilidad de sumergirse en el lago desde el centro de ocio, en el cual se alcanzan profundidades de 20 a 35 metros. Fuera de él, cerca de la presa, es posible bajar hasta los 45 metros.
Una cena en el Festival BAD de Charleroi
Hasta finales de julio, la ciudad valona del cómic abre, de viernes a domingo, más de 25.000 m2 de gastronomía, fiesta, arte y cultura. Hay ocho puestos de street food, donde se puede acompañar una cena rápida con patatas fritas, un auténtico manjar en Bélgica. Además, hay hasta 25 cervezas distintas para probar. En verano, el tiempo en Charleroi puede rondar a los 25ºC o incluso menos, con lo que es un plan muy agradable -y fresco- para cenar al son de la música de fondo.