Bailes, máscaras, música y disfraces. Esta sería una buena y breve definición del Purim, una celebración ineludible del calendario judío que, en cuestión de forma, tiene muchas semejanzas con el carnaval cristiano. Así pues, este 16 y 17 de marzo las calles de Israel se volverán a llenar de desfiles, confeti y personas disfrazadas, tanto niños como adultos.
Para los adultos, y concretamente los más jóvenes, esta fiesta también tiene un punto de desenfreno: es el único momento del año en que el alcohol y su consumo masivo están socialmente aceptados. De hecho, la tradición estipula que el día del Purim se debe beber “hasta que no se distinga al bendito Mordejai del Hamán”.
Si se conoce la historia, este precepto tiene un punto de osado. El origen del Purim conmemora la salvación del pueblo judío a manos de la aniquilación que quiso hacerles sufrir el antisemita Hamán. Las malévolas intenciones de Hamán terminaron gracias a la entonces reina Esther y su tío Mordejai, que fue la primera persona que escuchó sobre la conspiración que quería acometer Hamán.
Una historia de hace más de 2.400 años que acabó con un final feliz y que hoy, en Israel, se celebra con grandes dotes de diversión en varias partes de Israel, pero la festiva y la cosmopolita Tel Aviv se lleva la programación más atrevida, como, por ejemplo, una competencia de surf y disfraces en la playa Tel Baruch, que se hará prácticamente sin pasar frío. También habrá una pista de patinaje y puestos de maquillaje, para crear una atmósfera festiva para todas las familias.
En esta edición, los centros Arik Einstein y Dehri, ambos en el centro de Tel Aviv, ‘acogen’ el Purim más familiar, con paradas de maquillaje, cabina para fotos, mesas con juegos de mesa, videojuegos, música, bailes y premios. Para los milennials y los centennials, Offer Nissim, uno de los DJ más famosos del país, actuará en el parque HaYarkon, en un espectáculo que promete ofrecer vibraciones musicales salvajes y un ambiente agradable.
Toda gran celebración suele tener una víspera y la del Purim es mucho más sosegada que la fiesta en sí. La tradición pasa por ayunar y rezar, tal como lo hizo el pueblo judío el día antes de la salvación. El día de la fiesta central, en todas las comunidades de Israel, se relata la historia de Purim mediante la lectura del libro de Ester. Los pequeños de la casa acompañan la lectura haciendo ruido cuando se menciona a Amán para evitar de este modo que el nombre del “maldito” pueda ser escuchado.