Por delante se encuentra China, auténtica líder en este sentido, y Francia, mientras que detrás de España está Estados Unidos y Alemania. Otros países donde el uso de la bicicleta está muy arraigado no tienen tanta costumbre del sistema compartido debido a que es común que cada familia tenga su propia flota de bicis. Es el caso, por ejemplo, de Japón, donde es un vehículo que se sigue utilizando de forma frecuente, sobre todo para ir al colegio o al trabajo en muchos casos.
La bici compartida es un fenómeno que se ha incrementado en los últimos años y que no pasa desapercibido. El crecimiento es importante, dado que un año antes, en 2013, la cantidad era de 703 ciudades.
Quienes extienden el uso de la bicicleta compartida coinciden en los beneficios que este sistema tiene en muchos aspectos. Por ejemplo, ayuda a reducir la contaminación que producen los coches y también es un método económico del que se pueden beneficiar todo tipo de personas sin que sea necesario tener un carné de conducir, solo los conocimientos necesarios para montar. Así mismo, las bicicletas compartidas no producen el miedo a que el vehículo sea robado y aportan comodidad por poder dejar la bici y coger una nueva en multitud de puntos de la ciudad en la que nos encontremos.
En España ya son varias ciudades las que utilizan este sistema que está siendo muy bien recibido. Cada vez es más común ver a personas montando en bicicleta para desplazarse a diferentes lugares cotidianos e incluso es un buen plan para quienes tienen la intención de hacer turismo por una ciudad que no conozcan. Es un método que se debe seguir apoyando por la facilidad que proporciona y por su flexibilidad. En 2001, cuando comenzó la tendencia, solo 4 ciudades daban el servicio y en 2015 se espera llegar a las 900.