La actriz Ángela Molina (Madrid, 1955) entregó en San Sebastián al director del Instituto Cervantes, como legado para la Caja de las Letras, un vestido de cola, de tela de tafetán negro azabache, que lució en Las cosas del querer, película de Jaime Chávarri (1989) que protagonizó junto con Manuel Bandera. Luis García Montero recibió el legado y anunció la intención de que forme parte del museo de la cultura que el Instituto quiere crear como complemento a la Biblioteca Patrimonial estrenada este año.
Para Ángela Molina este vestido simboliza: «El amor a nuestra cultura y a la memoria de mi padre», (el cantante de copla Antonio Molina), porque para la actriz significó mucho «interpretar a una artista folclórica», en uno de los rodajes «más felices» de su vida.
El acto de entrega del vistoso vestido largo con escote y volantes, colocado sobre un maniquí, se celebró en un acto abierto al público en el marco de la Reunión Anual de Directores que el Instituto Cervantes celebra en el centro cultural Tabakalera de San Sebastián, y que el lunes inauguró la Reina Letizia.
Visiblemente emocionada, Ángela Molina leyó un discurso que comenzó con un “Gracias por estar, con todo el tesoro que significa acompañarnos los unos a los otros”. Confesó su “alegría serena de entregar esta noche algo ligado a mí sin remedio”, como es “este vestido de cola de tafetán negro que me ofreció su impulso durante el rodaje” de aquella exitosa película.
Y agregó: “Aunque en el cine la imagen es su esencia más pura, las palabras han sido en mi vida un hogar”. Por eso reivindicó la palabra: “lo que nos decimos sirve para comunicar ideas, sentimientos…, pero su destino es expresar que nos amamos”.
Luis García Montero quiso destacar no solo la “trayectoria excepcional” y el talento de la actriz, reconocidos cuando se le entregó este año el Goya de Honor, sino también su autenticidad. Es, dijo “una actriz fundamental en la historia del cine contemporáneo”, que empezó muy joven con Luis Buñuel y trabajó con directores de la talla de Jaime Chávarri, Gutiérrez Aragón, Bigas Luna o Pedro Almodóvar.
Una actriz, en resumen, “muy reconocida” a quien agradeció su disposición a estar presente en la Caja de las Letras. Será en breves fechas, cuando ambos deberán coincidir para dejar el vestido en la caja número 1275 de la cámara acorazada de la sede cervantina en Madrid, junto a legados de pesos pesados de nuestra cinematografía como los directores como Berlanga o Gutiérrez Aragón, o intérpretes como Nuria Espert o Ana Belén, entre otros.
Ángela Molina cuenta también con el Premio Nacional de Cinematografía 2016, la Medalla de Oro 2012 de la Academia de Cine o la Concha de Plata 1986 del Festival de Cine de San Sebastián por su interpretación en La mitad del cielo.
A continuación se proyectó la película franco-española ‘Ese oscuro objeto del deseo’ (1977). Ángela Molina, coprotagonista de esta última película de Luis Buñuel, cerraba con su presencia el ciclo que la Filmoteca Vasca (con sede en Tabakalera) ha dedicado al gran cineasta aragonés. La actriz recordó con profundo cariño a aquel “director con alma de poeta, un ser fuera del tiempo, un genio valiente que sabía dejarse acompañar por el misterio”.
Presentaciones y sesiones de trabajo
El legado “a distancia” de Ángela Molina fue el colofón de la segunda jornada de la Reunión de Directores del Cervantes, en la que hubo cinco presentaciones y una sesión de trabajo dirigida por la secretaria general.
Abrieron las intervenciones las responsables de las entidades que promocionan el euskera y el gallego, Irene Larraza (del Etxepare Euskal Institua) y Rosario Álvarez (del Consello da Cultura Galega), respectivamente, que hablaron sobre la situación de sus lenguas y su promoción y enseñanza exterior.
Por la tarde, la secretaria general dirigió una sesión de trabajo en el que se pasó revista a la institución inspirada en el llamado Análisis DAFO (Fortalezas Oportunidades, Debilidades y Amenazas), una herramienta de estudio de que permite conocer la situación real de cualquier empresa o entidad.
A continuación, intervinieron cuatro directores de la sede central en Madrid (ayer lunes lo hicieron los de cuatro centros). La directora de Cultura, Raquel Caleya, habló sobre “Recuperación, transformación y posicionamiento”; la directora Académica, Carmen Pastor, sobre “Balance y líneas estratégicas” de su dirección.
El director del Gabinete Técnico de Secretaría General, Antonio Lázaro, abordó la “Situación jurídica de los centros del Instituto Cervantes en el exterior y código ético del IC”. Por último, la nueva directora del área de Tecnología y Contenidos Digitales, Tíscar Lara, recién incorporada al organismo, presentó sus proyectos para esta nueva etapa.