El restaurante BARCO7, La Burbujería, a unos pasos de la Gran Vía madrileña, abre de jueves a domingos con una propuesta informal que gira en torno a la cocina fusión y a las bebidas espumosas.
El resto de la semana, de lunes a miércoles, cuando el restaurante cierra, el espacio acoge el Ateneo Panda y Lola –llamado así en un guiño a las mascotas de Fran y Hernán, socios propietarios–, con un programa de actividades culturales para «alimentar las mentes» y animar la vida del barrio
Los lunes, habrá propuestas culturales organizadas por la casa, gratuitas o a precio simbólico: ajedrez, matemáticas para adultos, un club de lectura, clases de armónica, etc.; los martes, ceden el local para iniciativas ajenas; y los miércoles, es el turno de la gastronomía, con catas de quesos, de vinos…
Abierto a finales de verano, a escasos 150 metros de la Gran Vía, BARCO7, La Burbujería se ha convertido ya en una de las inauguraciones del año. La clave es el tándem que forman la cocina creativa del chef Hernán González, una mezcla de ingredientes internacionales en recetas sencillas pero muy personales, y una carta de bebidas protagonizada por las burbujas (cava, champagne, prosecco y crémant, entre otros). Todo el que vuelve repite: en gran medida, también, por la atención de un equipo de sala profesional y cercano, y por un ambiente animado a cualquier hora del día. Con una excelente relación calidad-precio, La Burbujería opera como restaurante de jueves a domingos, mediodías y noches, y llena con grupos de amigos, familias al completo, cenas de pareja…
UN PUNTO DE ENCUENTRO CULTURAL PARA EL BARRIO
Ahora, además, arranca el segundo pilar de este proyecto, auspiciado al alimón por los dos propietarios: el propio Hernán y su socio inversor, Fran Castro, ajeno al mundo de los fogones, pero con la misma filosofía de negocio. Ambos trabaron amistad el pasado año, durante el confinamiento, mientras paseaban a sus perritas Panda y Lola por su vecindario, y gestaron la idea de BARCO7: un restaurante con mucha vida donde la cocina fusión del chef se combinara con planes para todos los públicos (exposiciones, cursos, catas…), tanto culturales como gastronómicos.
A partir de enero, en La Burbujería se aprovecharán los días en los que cierra la cocina, de lunes a miércoles, para acoger el Ateneo Panda y Lola, la segunda parte del proyecto:
Sus lunes culturales proponen actividades organizadas, gratuitas o a precio simbólico –lo mínimo para comprar material y recompensar a los colaboradores–, como un club de lectura –el último lunes de cada mes–, un taller de ajedrez –para edades comprendidas entre 14 y 99 años–, matemáticas para adultos –sesiones divulgativas para amantes de los números, desde matemáticas aplicadas a la vida real (hipotecas, créditos…) hasta conceptos filosóficos (paradojas, física cuántica…) y clases de armónica para mayores y niños (a partir de seis años).
Los martes, el Ateneo Panda y Lola cede el local a proyectos interesantes que propongan los propios clientes (las ideas pueden enviarse al email [email protected]).
Y, por último, los miércoles, la gastronomía toma el protagonismo a través de talleres sensoriales y pequeños eventos (como catas de vino o de queso) que se irán anunciando en la página web de La Burbujería. Además, durante estos ‘gastro-miércoles’, el Ateneo de Panda y Lola está barajando la posibilidad de incluir talleres para profesionales del sector, y aportar así su granito de arena a la formación continua de los trabajadores de la restauración.
Durante algunas de las actividades, será posible disfrutar de la carta de bebidas de La Burbujería, especializada en vinos espumosos. Cuenta con más de 60 referencias –una docena por copas– seleccionadas por su versatilidad y su personalidad, con querencia por los pequeños productores; el objetivo es reflejar diferentes estilos y que el cliente tenga siempre etiquetas interesantes para elegir. Casi la mitad de la oferta la protagonizan los vinos espumosos, tanto nacionales (cava, corpinnat y espumosos de calidad, entre otros) como internacionales (champagne, prosecco, Moscato d’Asti, etc.), escoltados por una variada selección de vinos tranquilos: un recorrido por distintas denominaciones de España y del mundo, con algunas sorpresas. Los amantes de los generosos encontrarán un capítulo especial. También se ofrece una selección de aguas con gas y cervezas –de la marca zaragozana Ambar, que elabora varias etiquetas de excelente calidad y poca implantación en la capital, ideales para armonizar con los sabores marcados que maneja el chef– y cócteles.