Hay destinos que atraen por algo muy concreto, pero los que realmente atrapan son aquellos que ofrecen mucho más de lo que está a simple vista y el Alentejo es uno de ellos. Esta región del sur de Portugal es un “rasca y gana” que siempre lleva premio: no importa la localidad que se visite, el restaurante en el que se coma o la época del año en la que se viaje, el Alentejo siempre es un acierto.
Si ya Conde Nast Traveler ha incluido recientemente al Alentejo en la “Gold List” de destinos para 2022, descrito como “un lugar de felicidad”, a continuación, exponemos las “C”-s que harán que todo viajero ponga rumbo a este destino que ya se ha convertido en un referente del slow travel:
Corazón
Entre los pilares fundamentales de Alentejo está, como no podía ser de otra manera, su gente. La región alentejana, formada por localidades muy unidas entre sí, destaca por su hospitalidad, la cercanía de sus habitantes y el buen trato que estos ofrecen a los visitantes.
Cuando uno pone un pie en el Alentejo, se siente como en casa; los restaurantes pasan a ser cocinas de amables locales que abren sus puertas para sentarlos a su mesa y los hoteles, casas de personas que pasan a ser familia. Son esos detalles los que hacen que siempre se quiera volver.
Cuidado
El cuidado que tiene su gente por los visitantes, lo tiene también con el entorno. Alentejo es una de las regiones más eco-friendly y sostenibles, no solo de Portugal, sino de Europa. Cuenta con miles de hectáreas de campo, montaña, lagos y otros enclaves que albergan una amplia biodiversidad. Además, la mayoría de los negocios locales realizan sus labores siendo respetuosos con el medio ambiente, como corroboran los certificados que poseen.
Calidad
Finalmente, si hubiese que quedarse con una única C que abarque todas las demás ya descritas, esa sería la de calidad. Alentejo es sinónimo de calidad por su gastronomía, sus playas, sus campos, sus puntos de interés cultural, su clima, su gente… Todo se resume en esa palabra y la mejor manera de confirmarlo es visitando el lugar, viviéndolo y sintiéndolo como un alentejano más este 2022.
Calma
Alentejo se ha convertido en los últimos años en uno de los máximos exponentes del slow travel, por la paz y la tranquilidad que se respira en toda la región. Aquellos que deseen escapar del ajetreo de la ciudad y pasar tiempo en soledad o en familia, no tienen más que perderse en las amplias y preciosas playas de su costa o explorar los campos y viñedos que atesora en su interior.
Comodidad
A pocos kilómetros de Lisboa, haciendo frontera en el este con Extremadura y al sur con el Algarve, al Alentejo se puede acceder tanto por carretera como por aire (también por mar, si se desea) y moverse en su interior es una tarea muy sencilla: basta con coger un coche o utilizar el transporte público para llegar de un punto a otro. Todas sus localidades están muy bien conectadas entre sí y eso permite que se puedan realizar maravillosas rutas a lo largo y ancho de la región para conocer todos los secretos que alberga.
Colores
Lo primero que uno ve al adentrarse en esta preciosa región es el contraste de colores que posee: el verde la montaña, el ocre de sus campos, el azul del mar, el blanco de sus casitas de piedra… Todo ello, iluminado por la luz única e indescriptible que regala un ambiente único, tal que podría ser un Pantone propio, gracias a su cielo soleado o por los tonos anaranjados y rosados de sus atardeceres. Un matiz que hace de esa experiencia mágica e inolvidable.
Clima
Otro de los grandes atractivos de esta zona, como se puede uno imaginar por su ubicación en el mapa, es el clima. Alentejo goza durante todo el año de un tiempo envidiable. En verano, su costa permite refrescarse a aquellos que vayan a la playa y también a los que prefieran hacerlo con la brisa de la montaña; en invierno, al estar situado al sur del país, las temperaturas son más suaves y se puede disfrutar de días de sol -y los más valientes, incluso de la playa-.
Cultura
Además de la infinidad de museos que alberga (sobre arte, historia, arqueología, ciencia, etc.), Alentejo es en sí mismo una visita obligatoria para todos los amantes de la cultura. No hay más que pasear por las calles de sus localidades para admirar, a través de magníficos puntos de interés como los castillos fortificados de Marvão, Monsaraz o Mértola, toda la historia que albergan.
Mención aparte merecen Évora y Elvas, dos ciudades clasificadas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En la primera se pueden visitar su famoso templo romano y el monumento megalítico de crómlech de los Almendros, entre otros; la segunda, que se encuentra a pocos kilómetros de la frontera con España, alberga la mayor colección de fortificaciones-baluarte del mundo.
Comida
Que la gastronomía es uno de los fuertes de Portugal no es ningún secreto y esto se acentúa en el Alentejo, famoso por su típica açorda alentejana, sus pescados y mariscos de la costa, sus quesos artesanales y, sobre todo, por una elaboración sostenible de la tierra hasta la mesa.
Pero, si hay algo de la cocina regional por lo que realmente es conocido este destino, es el vino -no en vano es la Meca del enoturismo-. Con más de 22.000 hectáreas de viñedos y 260 productores, la zona cuenta con hasta ocho lugares Denominación de Origen: Portalegre, Borba, Redondo, Reguengos, Vidigueira, Évora, Granja/Amareleja y Moura.
Además del vino, hay otro producto de la tierra que atrae a muchos turistas y que merece también mención aparte: el aceite. El olivoturismo está cada vez más de moda y en el Alentejo se pueden visitar las fábricas más importantes del sur de Portugal.