El Algarve portugués es un paraíso para disfrutar del sol, el mar y la naturaleza, que regala algunas de las estampas orográficas más impresionantes del continente. La ruta por los Siete Valles Colgantes es una de esas maravillas paisajísticas. Premiada en 2019 como la mejor ruta senderista de Europa, es uno de los principales atractivos del sur de Portugal, para disfrutar a tu aire, sin prisas y con unas vistas de infarto.
La Ruta de los Siete Valles Colgantes (“Percurso dos Sete Vales Suspensos” en portugués) está considerada entre los paseos a pie más hermosos de Europa. Su justa fama y las bonitas imágenes de sus paisajes que circulan por todo el mundo son la mejor carta de presentación de una experiencia senderista entre rocas y grutas, con impresionantes balcones al océano, a través un paisaje cárstico único en el continente. Un paraíso donde respirar aire puro, disfrutar de la naturaleza y dejarse maravillar y enamorar por el particular diseño de la costa algarvía, dibujada por acantilados, arrecifes, bahías y ensenadas de inusitada belleza.
Existen dos posibilidades para efectuar esta ruta: si la realizamos sin paradas, nos llevará unas 3 horas; si hacemos ida y vuelta o nos detenemos en algunos de sus enclaves para descansar y disfrutar con calma del entorno, podemos tardar más de 6 horas. Son 6 kilómetros de litoral que discurren por el municipio de Lagoa, desde la
Playa de Centeanes hasta la
Playa da Marinha, pero siempre podemos optar por realizarla por etapas o comenzar en cualquier otro punto intermedio.
En cualquier caso, seguro que la riqueza paisajística nos dejará embelesados en más de una ocasión y querremos hacer un alto en el camino para apercibir con todos nuestros sentidos la belleza del lugar.
El nombre de la ruta procede de su origen, cuando siete arroyos formaron los valles que hoy miran al Atlántico. El punto de partida y, a la vez, la primera parada, es la Praia do Vale Centeanes, idónea para dar un paseo o practicar buceo, pero también para simplemente relajarse al sol y disfrutar de sus cristalinas aguas.
Si seguimos la señalización hacia unas escaleras de madera, comenzará oficialmente nuestra ruta por los Siete Valles Colgantes, un trayecto que bordea los acantilados de la línea de costa. El siguiente punto de interés turístico es el Faro de Alfanzina, ubicado en
Cabo Carvoeiro; uno de los enclaves más hipnóticos de todo el recorrido. Seguidamente, llegaremos al Leixão do Ladrão o Peñasco del Ladrón, un paisaje lunar monopolizado por la roca, clara y desnuda. Y desde allí divisaremos la Praia do Carvalho. Es un buen momento para detenerse y descansar. Su pequeño arenal dorado aparece recortado entre barrancos. La única manera de acceder a esta playa es cruzando un túnel excavado ex profeso en la roca, en el cual pueden hallarse restos fósiles incrustados. A partir de este punto, la vegetación se torna algo más profusa y colorida, con enebros, lentisco y palmito, y nos acompañará hasta la siguiente parada: la
Playa de Benagil. En Benagil hay algunos establecimientos donde podremos reponer fuerzas, comer algo o tomar un refresco, sin olvidarnos que todavía queda por ver lo más brillante de todo el recorrido: el Algar de Benagil, solo alcanzable en barco. Se trata de una cueva que desprende magia: coronada por una cúpula de roca donde se abren paso los rayos del sol a través de una oquedad, alberga una diminuta playa de apenas 100 metros. Dos arcos enmarcan la entrada a esta gruta secreta que puede visitarse en barco, con kayaks o alquilando tablas de paddle surf. Toda una experiencia para la que conviene reservar con antelación si no queremos perdernos este absoluto paisaje de cuento.
Finalmente, y tras atravesar zonas escarpadas con miradores aquí y allá, llegaremos al último valle suspendido. La ruta termina aquí, en Praia da Marinha, una meta de lujo para descansar, bañarnos y disfrutar del sol. Aquí, además, encontraremos el Arco de Marinha, un lugar muy instagrameable que suele aparecer en las postales como elemento natural icónico del Algarve. Atención, porque Praia da Marinha es un lugar muy especial; la Guía Michelín la incluye entre las 100 playas más hermosas del mundo y una de las 10 más bonitas de Europa.