PHotoESPAÑA y CentroCentro presentan esa exposición, que se puede visitar en el espacio situado en el Ayuntamiento de Madrid.
Black Light, incluida en la sección oficial de PHotoESPAÑA 2021, recoge 150 fotografías de 1914 a 1939 entre las que se incluyen retratos, paisajes, bodegones, escenas callejeras y trabajos publicitarios.
La fotógrafa canadiense Margaret Watkins ha contribuido a forjar la historia de la fotografía de principios del siglo XX con sus singulares aportaciones. Watkins vivió una vida de rebelión en la que rechazó la tradición y los roles de género asignados a las mujeres. La exposición ‘Black Light’, es una muestra que reivindica la obra de esta mujer y profundiza en la relación entre su trabajo y su biografía.
La muestra, comisariada por Anne Morin, ofrece una retrospectiva de su obra a través de 150 fotografías, realizadas entre 1914 y 1939. La muestra incluye retratos y paisajes, bodegones modernos, escenas callejeras, trabajos publicitarios y diseños comerciales. Watkins desarrolló una carrera brillante en la década de 1920 y fue una de las primeras autoras en dedicarse a la fotografía publicitaria. Sus imágenes sobre objetos cotidianos se convirtieron en el paradigma sobre el que se forjaron los nuevos estándares de aceptabilidad.
Su estilo modernista deja entrever su capacidad de anticipar las grandes revoluciones estéticas y conceptuales que vendrían después. Se la puede considerar como vínculo entre un pictorialismo en busca de identidad y el modernismo de vanguardia. En su obra se establece un diálogo incesante entre el arte y la vida doméstica, fundiéndose tema y objeto en una misma cosa, y utiliza esta figura a lo largo de toda su carrera, tanto en su obra personal como en sus trabajos publicitarios para agencias como Condé Nast o Reimers, y revistas como The New Yorker, Ladies’ Home Journal o Country, entre otras.
Sobre Margaret Watkins
Nacida en el seno de una familia de comerciantes adinerados, desarrolla en su juventud una sensibilidad por las artes (piano, dibujo, poesía) y en la pluralidad de estos idiomas elabora la geología, la trama y la textura de su escritura fotográfica. Establece así un diálogo incesante entre Arte y vida doméstica, cuyo tema y objeto se funden en uno solo, y utiliza esta figura a lo largo de su carrera, tanto en su obra personal como en sus imágenes publicitarias.
Entre 1909 y 1914 desarrolla un intenso periodo formativo que, tras diversas etapas, desemboca en la Clarence H. White School of Photography de Maine (1914). White ejerce de mentora de Margaret Watkins y los preceptos de su escuela, centrados en la fotografía pictórica, marcan profundamente el lenguaje fotográfico de Watkins. Sus composiciones equilibradas y armónicas se construyen gracias a un manejo extraordinario de las líneas curvas y de las proporciones entre vacío y lleno. En 1915, después de pasar por el estudio de Jamieson, que le enseña a dibujar, Watkins se muda a Nueva York. Se convierte en la asistenta de Alice Boughton, reconocida fotógrafa e ilustradora, cuyo estudio es lugar de paso de personalidades del mundo del arte, de la literatura y del teatro: William Butler Yeats, Eugène O’Neill, Robert Louis Stevenson, Henry James.
Unos años más tarde, en 1918, Watkins abre su propio negocio y multiplica sus colaboraciones con grandes agencias de publicidad como Condé Nast, Reimers y Osborn Inc. Advertising o la Agencia Fairfax, y publica regularmente en revistas de gran tirada como The New Yorker, Ladies’ Home Journal, y Country. Al mismo tiempo, ejerce como profesora en la Clarence W. School de Nueva York.
La trayectoria de Watkins como fotógrafa independiente es excepcional y continúa consolidándose durante la década de 1920, anticipando una estética vanguardista del diseño gráfico que ya se había extendido por toda Europa y cuyo origen se remonta a la Bauhaus. Su trabajo adquiere visibilidad y notoriedad y también es objeto de numerosas exposiciones colectivas e individuales, siendo la más importante la celebrada en el Art Center de Nueva York en 1923.
La repentina muerte de White en 1925 marca el comienzo del declive de su carrera, que termina en 1928 con su partida apresurada hacia Europa para visitar a sus tías en Glasgow, donde deberá quedarse finalmente a cuidar de ellas. Visita otras ciudades de Europa y Rusia a principios de la década de 1930, donde toma nuevas imágenes en las que demuestra su capacidad de anticipar las grandes revoluciones estéticas y conceptuales que vendrían después. Atrapada por los acontecimientos históricos, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, Watkins abandona cualquier intento de seguir con su carrera.
Margaret Watkins fallece en Glasgow en noviembre de 1969. Poco antes, toma la precaución de entregar a su joven vecino, Joseph Mulholland, sin desvelarle su contenido, una caja negra sellada, que contiene fotografías y negativos. Mulholland se convierte así en el consignatario de esa vida inacabada por una impostura del destino, permitiendo que esta exposición antológica sobre la obra de Watkins pueda hacerse realidad.