Los fríos días de invierno se animan al iniciarse el Carnaval. Personajes disfrazados danzando por las calles, fastuosos bailes, banquetes interminables...
Pero las fiestas de carnaval no son nada nuevo en la República Checa. La primera referencia data del siglo XIII y probablemente las festividades se relacionaban con el antiguo culto al mitológico dios Baco. En el pasado, el período de regocijo empezaba el 6 de enero y durante los días de carnaval era costumbre organizar alguna boda familiar o hacer la matanza, ya que durante el resto del año ya no habría tiempo para fiestas mundanas.
El Jueves de Carnaval, antes de que los disfraces multicolores llenaran las calles, era preciso invitar debidamente a los disfrazados. Se decía que si ese día las gentes saciaban el estómago, serían fuertes durante todo el año. Después de las comilonas llegaba el esperado Martes de Carnaval, cuando los hombres disfrazados iban de casa en casa haciendo la ronda. Por cada actuación se les recompensaba con un bocado de matanza, un dulce o una copita de aguardiente.
Cada disfraz en el desfile tenía su propia tarea y posición. No podían faltar el Multicolor (Strakatý)y su Mujercita (Ženuška)que se detenían delante de cada casa deseando salud y felicidad. Se creía que el número de lunares que decoraban el traje del Multicolor indicaba el número de días afortunados que se tendrían a lo largo del año. El Pajoso (Slaměný) solía bendecir a las mujeres que deseaban tener un hijo. En el desfile no podía faltar un cuarteto de turcos que debían dar saltos altos para que creciera el trigo. La ronda acababa tumbando al disfraz de la Yegua (Kobyla) y luego seguía la fiesta hasta la media noche.
Si quieres gozar de las celebraciones de carnaval más tradicionales, emprende el viaje a la región de Hlinecko, a unos 150 kilómetros al este de Praga. En las aldeas del lugar las rondas de disfraces han conservado la tradición del siglo XIX, hecho que queda plasmado en su inscripción en la Lista de Patrimonio Inmaterial de la UNESCO. Los primeros desfiles empiezan el 31 de enero en el skánsen de Veselý Kopec (la colina alegre) o en Hamry.
La pintoresca ciudad de Český Krumlov, ofrece unos cuantos días de fiesta a mediados del mes de febrero, cuando las calles se llenen de disfraces, artistas de teatro callejero o juglares. En el mercado medieval podrás saborear las delicias de la matanza, sobre todo las deliciosas morcilla negra (jelito) o morcilla blanca (jitrnice).
En Praga el carnaval culminará con el festival bohemio Carnevale Praga. Las calles de la capital acogerán grupos de personas disfrazadas bailando, payasos y acróbatas. Además de las fiestas callejeras, el festival ofrece una serie de conciertos y bailes con espíritu aristocrático, la carrera de los cerdos dorados por las calles de Praga o muestras de la típica gastronomía de carnaval. Algunas actividades se celebrarán en el palacio Clam-Gallas, en el que actuaron, entre otros, compositores de la talla de Wolfgang Amadeus Mozart o Ludwig van Beethoven. Este año podrás compaginar la visita a la romántica Praga con el baile de disfraces “Crystal Ball” que se celebra el Día de los Enamorados.