Chlöe’s Clue nos regala el sencillo “Te brindo al cielo”.
Una rumba-latina-punzante que habla de la fuerza acalorada que hay en el juego de la seducción, en la idea de atracción entre dos personas; de los sentimientos que tienen lugar en la mente y nunca llegan a materializarse.
En ella colabora el argentino Maximiliano Calvo, añadiendo su toque de pasión visceral.
La portada de este single se traduce visualmente en una de las obras hiperrealistas del pintor italiano Luigi Benedicenti, “Dolce, ciliegia e mirtilli”.
Además, viene acompañado de un sensual videoclip dirigido por Pablo Quijano, que muestra a los dos cantantes como protagonistas.
La artista valenciana Chlöe’s Clue ha sorprendido a la prensa especializada desde sus inicios y muy especialmente con su último trabajo “Carmín y rubor” (2020), donde mostraba un cambio en su estilo musical hacia el bolero, la bossa nova, el tango y los ritmos latinos frente al indie-folk independiente al que nos tenía acostumbrados.
Y es que, con este tercer álbum producido por Eduardo Figueroa y Víctor Elías, la cantautora Raquel Adalid, presentaba una colección de canciones de canto/llanto ligero que ahondaban en la complejidad de las relaciones personales y relataban ideas intimistas desde su parte más desinhibida e insensata.
Historias, llantos y celebraciones aderezadas con apasionados ritmos de baile y de belleza. En este nuevo trabajo se aprecia un cambio en su libro de estilo que ahora abraza sin corsés y con total admiración la música latina, donde el Tango, la Bossanova o el Bolero, se presentan con una mezcla natural y abrazada sin excesos, con una gran dosis de valentía y respeto, que acompaña y complementa su acuñado sonido.
El propio título “Carmín y rubor” explica en términos generales la estética y el tono de este nuevo trabajo. El rubor es señal de sinceridad y honestidad. Es una respuesta natural e involuntaria de nuestro cuerpo que nos delata, que habla por y de nosotros sin pedir permiso y muestra nuestros los sentimientos más puros y escondidos. En cambio, el carmín tiene ese acento muchas veces pretencioso, llamativo y artificial. Es el aderezo que le ponemos a la realidad para embellecerla, resaltarla o esconderla, para despistar la atención.