En 2016, Riansares Loriente, tercera generación de una familia referente del sector cárnico en España, y su marido, Felipe Sánchez, abrían las puertas de Essentia, un restaurante con gastrobar situado a las afueras de Tarancón (Cuenca), en la salida 79 de la A-3. Su apuesta por un producto de primerísima categoría, la hospitalidad de un equipo generoso, atento y profesional y su ubicación, a solo 45 minutos de la capital y muy cerca de las turísticas localidades de Belmonte y Uclés y del yacimiento de Segóbriga, lo han convertido no solo en la parada obligada de la ruta que une Madrid con Levante sino también, en un destino en sí mismo. No en vano, sus instalaciones suman ya 15.000 m2 y albergan, además del restaurante y el gastrobar, diferentes salones para eventos; una terraza climatizada y equipada con seis mesas-asador para una experiencia única; el hotel domótico Ansares Hotel, de reciente construcción y con 70 habitaciones; una cámara de maduración donde adquieren sabor sus célebres carnes de vaca finlandesa y cerdo ibérico –situadas entre las mejores del mundo– y una imponente cava subterránea en la que reposan vinos de guarda y verticales de casas señeras como Pingus o Vega Sicilia.
CULTO AL MEJOR PRODUCTO
La propuesta gastronómica de Essentia, piedra angular de todo el complejo, se sustenta en una materia prima de excepción que interpreta con acierto y sin excesos el cocinero taranconero Toño Navarro, curtido en los fogones de La Máquina de La Moraleja, Portobello (Madrid) y Las Rejas (Las Pedroñeras), entre otros. Las verduras que utiliza proceden, algunas, de un huerto propio situado a un kilómetro del restaurante –donde el chef cultiva pepino del terreno, piparras, tomates de diferentes tipos, habitas, tirabeques…– y otras de Navarra, como las alcachofas o los espárragos blancos que confita para alargar su temporada de disfrute. Fuera de carta no faltan buenos guisos –herencia de Manolo de la Osa–, arroces por encargo y excelsos pescados y mariscos elegidos en el día –se trabajan langosta, bogavante azul, centolla gallega, cigala real, ostras, almejas de Carril gambas rojas de Denia y blancas de Huelva, rodaballo salvaje, merluza de pincho de Burela, besugo, atún rojo, pez limón…–. Aunque sin duda la estrella de Essentia son las carnes: de cordero manchego –las chuletillas de lechal se encuentran entre sus especialidades más demandadas–, de vaca finlandesa de raza Ayrshire –considerada como la mejor carne roja del mundo por su alta infiltración– y de cerdo ibérico, con la que se elaboran platos como los torreznos, la careta de cerdo crujiente, el lomo de orza –con adobo casero y trabajado como un tataki–, el solomillo escabechado, el tartar de presa con aliño japonés o la hamburguesa de presa, así como un menú monográfico que incluye desde las piezas más nobles del animal hasta cortes menos conocidos, como el abanico o el lagarto.
NUEVA EXPERIENCIA PARA CARNÍVOROS
Reinvertir en sus clientes es una de las máximas de Essentia. Por eso, en los últimos meses el establecimiento ha ampliado su gastrobar y añadido una terraza acristalada con techo retráctil que permite ser utilizada durante todo el año. En ella, además de mesas altas y bajas, se han instalado seis mesas-asador –que han bautizado Meat Tables– únicas en el mundo, ya que han sido diseñadas por el propio equipo de Essentia en colaboración con una empresa valenciana de ingeniería. Están inspiradas en las parrillas yakiniku japonesas que se encastran en las mesas para que los comensales cocinen la carne a su gusto, pero, a diferencia de éstas –que funcionan con carbón–, incorporan una plancha de última generación que alcanza los 280-300 oC permitiendo que la carne se selle en menos tiempo para que mantenga sus jugos y, por ende, todo su sabor. De su sistema exclusivo destaca también que el calor se distribuye de forma homogénea y sin salir de la plancha –es decir, no genera calor en el ambiente–, que la temperatura no desciende hasta que no se ha terminado de cocinar –lo que evita que la carne se cueza– y que las mesas incorporan un evolucionado sistema de extracción subterráneo que impide que se genere humo.
ANSARES HOTEL. UN HOTEL DE ÚLTIMA GENERACIÓN
Desde su apertura hace ya cuatro años, Essentia ha funcionado siempre como un auténtico hogar, en el que se recibe y agasaja al viajero con el cariño propio de una familia orgullosa de su casa. Para enfatizar esa vocación de hospedaje moderno, acaba de incorporar a sus instalaciones un hotel de nueva construcción que engloba 70 espaciosas habitaciones –sus tamaños oscilan entre los 21 m2 de la estándar y los 53 m2 de la suite– y distintos espacios para eventos, entre ellos una terraza de 600 m2 y un auditorio para 240 personas. Proyectado en torno a un típico patio castellano, está decorado en los cálidos tonos de la tierra, con materiales muy exclusivos –como madera natural reciclada, piedra caliza de la zona de Roda, acero Corten o Coverlam, un porcelánico de espesor muy fino–, con pinturas originales –destacan nueve obras inspiradas en rincones, paisajes y costumbres de Tarancón del artista local Didac Checa– y con piezas antiquísimas –muebles, esculturas y hasta el marco de un templo hindú– traídas de Asia, cultura con la que comparte esa concepción del lujo como algo inmaterial.
Y es que Ansares Hotel se distingue más por lo que no se ve que por lo que se ve: su cuidada iluminación y su acústica generan una atmósfera de absoluta serenidad y está dotado con últimas innovaciones tecnológicas en materia hotelera. Entre otras ventajas, su sistema de domótica, que cuenta con el Premio a la Conectividad en la Edificación 2019 del Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación, permite al cliente reproducir el contenido de su móvil en la televisión o hacer el check in y el check out online sin pasar por recepción, entre cosas, y al hotel mejorar la eficiencia energética del edificio y medir y reducir la huella de carbono.