Vitoria-Gasteiz, capital de País Vasco, se encuentra situada en medio de la Llanada alavesa, en el camino que une Madrid al resto de Europa a través de la N-1. Se trata de una moderna ciudad de servicios, que ha conjugado de manera armoniosa su pasado histórico, reflejado en un interesante patrimonio cultural con manifestaciones arquitectónicas de vanguardia.
La actual Vitoria fue fundada en 1181 sobre un pequeño cerro por el rey navarro Sancho VI con el nombre de Nueva Victoria. Esta plaza fuerte pasó a manos del monarca castellano Alfonso VIII en 1200. Pronto comenzó en la villa una floreciente vocación artesanal. En el siglo XV, Juan II de Castilla concedería a Vitoria el título de ciudad. A lo largo de los siglos XVIII y XIX se desarrolló el ensanche de la ciudad.
La actual Vitoria fue fundada en 1181 sobre un pequeño cerro por el rey navarro Sancho VI con el nombre de Nueva Victoria
La capital vasca nos descubre un casco medieval en el que es posible hallar rincones encantadores, jardines y paseos arbolados que hacen de la capital alavesa un pulmón verde sin perder un urbanismo cuidado, donde calles medievales se entremezclan armoniosamente con palacios renacentistas e iglesias neoclásicas. El centro neurálgico de la urbe es la Plaza de la Virgen Blanca, presidida por el monumento a la batalla de Vitoria. En ella se encuentra la iglesia de San Miguel, que alberga la imagen de la Virgen Blanca, patrona de la ciudad. La actual edificación data de entre los siglos XIV y XVI, hecho que se manifiesta en la mezcla de elementos góticos y renacentistas. De planta rectangular, en el interior se pueden apreciar sus tres naves cubiertas de nervios de estilo gótico tardío, así como su retablo mayor, de Gregorio Fernández.
El pórtico gótico de San Miguel permite acceder al conjunto de Los Arquillos, paseo porticado que conecta el casco antiguo con el ensanche decimonónico. Estamos ante la iglesia de San Vicente y el Palacio de Villa Suso (s. XVI), emplazados en la Plaza del Machete, donde tradicionalmente juraban sus cargos los miembros del Ayuntamiento.
En la parte más alta de la ciudad se alza la Catedral de Santa María o Catedral Vieja, magnífico templo gótico cuya construcción se iniciaría en el siglo XIII y se prolongaría durante el siglo siguiente. Las posteriores remodelaciones fueron realizadas a la par que se extendía la ciudad. En 1496, la iglesia pasó a ser Colegiata hasta que, finalmente, en 1861 obtuvo el rango de Catedral. El edificio, declarado Monumento Histórico Artístico, se caracteriza por su verticalidad, presenta planta de cruz latina cubierta por bóvedas de crucería y girola. En el exterior, cabe mencionar la escultura monumental de sus portadas, del siglo XIV, de las que destacan la portada central, dedicada a la Virgen, la izquierda, la de San Gil, y la derecha, que representa el Juicio Final y al apóstol Santiago.
HISTORIA
La ciudad fue fundada en 1181 por el rey Sancho VI de Navarra con el nombre de Nueva Victoria sobre una aldea pre-existente denominada Gasteiz. Se trataba de una villa amurallada que representaba una avanzada defensiva del reino de Navarra. A partir de 1200 la villa pasa a formar parte de Castilla y en 1202 se realiza su primer ensanche, construyéndose tres nuevas calles en la ladera oeste de la ciudad. En el mismo siglo se realiza un segundo ensanche con la apertura de otras tres calles, esta vez en la ladera este de la villa.
Vitoria-Gasteiz es una ciudad hecha a escala humana. La característica que la define es la importancia concedida a todos los temas relacionados con el medio ambiente, la peatonalización de amplias zonas céntricas, la completa y variada oferta cultural, la dotación de servicios públicos (centros cívicos) y los magníficos equipamientos deportivos que la convierten en una ciudad pensada y diseñada para vivir.
El Casco Histórico de la ciudad es uno de los más bellos y mejor conservados, no sólo del País Vasco, sino de todo el norte de España
Es el escenario del paso del tiempo, de los hechos y vivencias de sus gentes y de los estilos arquitectónicos que se sucedieron. El recorrido por sus calles desde el núcleo del Casco Histórico, donde nace la villa, hacia el exterior, nos ofrece una espectacular panorámica de la historia.
CASCO MEDIEVAL, UN PASEO POR LA HISTORIA
El Casco Histórico de la ciudad es uno de los más bellos y mejor conservados, no sólo de Euskadi, sino de todo el norte de España. Declarado conjunto monumental en 1997, pasear por sus calles nos permitirá conocer el devenir de la ciudad a través de la historia. La almendra gótica alberga ejemplos de diferentes estilos artísticos plasmados en sus bellas iglesias góticas, palacios renacentistas y fachadas barrocas y el magnífico ejemplo de arquitectura neoclásica que representan Los Arquillos.
GÓTICO
Las torres de las cuatro iglesias góticas del Casco Histórico (San Miguel, San Vicente, San Pedro y la Catedral de Santa María) definen el perfil de la capital. San Miguel fue la primera en construirse y en ella se sitúa la capilla de la Virgen Blanca, patrona de la ciudad. Adosada a las murallas bajas de la villa se alzó San Pedro, que desarrolló a su vez una labor defensiva, mientras que San Vicente fue la última en edificarse. Con una planta de salón única en Araba/Álava, esta iglesia conserva un paso de ronda, al que se accede tras subir a la torre, y que nos conduce también a parte del entramado de madera que sustenta las naves del templo. Por su parte, la Catedral de Santa María se encuentra inmersa en plena rehabilitación, lo que no impide que sea visitada. A través del programa de visitas ‘Abierto por obras’ se accede a su interior y su torre, casco de obra en la cabeza, para descubrir su grandiosidad.
RENACIMIENTO
El próspero Renacimiento también dejó su impronta en los Palacios de Villa Suso, Montehermoso, Bendaña y Escoriaza-Esquíbel, hoy en día convertidos en, respectivamente, sede de congresos, centro cultural y museo, a excepción del de Escoriaza-Esquíbel que se halla en proceso de restauración interior. Montehermoso llegó a ser sede episcopal e inherente a él se sitúa el Antiguo Depósito de la ciudad, en la actualidad sala de exposiciones. El Palacio de Bendaña fue una antigua casa señorial del siglo XVI creada a partir de una casa torre que esconde un amplio patio de arquerías.
BARROCO
Del barroco se conservan los Palacios del Marqués del Fresno y Marqués de la Alameda, siendo el mejor exponente de este movimiento el retablo de la iglesia de San Miguel, obra de Gregorio Hernández.
NEOCLÁSICO
Tras el barroco y fuera de las murallas de la villa, el neoclásico comenzó a ser palpable. El arquitecto vitoriano Olaguibel ideó un conjunto de Arquillos que salvaron el desnivel de la colina para que la ciudad empezara su expansión del medievo a la contemporaneidad. Se trata de una de las obras más singulares, la cual desemboca en la neoclásica Plaza de España, que data de finales del siglo XVIII.
ENSANCHE
De finales del s. XVIII y s. XIX., la ciudad crece hacia el sur. Se trazan nuevas calles y se construye el Parque de La Florida, un jardín romántico del que parte un magnífico paseo peatonal, La Senda. Atravesando parques y zonas verdes, el camino nos permitirá disfrutar de ejemplos de arquitectura historicista representada en los edificios que encontraremos (Museos, Palacio de Ajuria Enea -residencia del Lehendakari-, etc.). Este paseo, de más de tres kilómetros, une el corazón de la ciudad con la zona residencial de Armentia, donde podremos visitar la basílica románica de San Prudencio. La zona del campus universitario situada al sur también merece especial mención al haber sabido conjugar lo antiguo y lo moderno de forma armoniosa como los edificios que albergan los archivos municipal y provincial, la biblioteca Koldo Mitxelena y las diversas facultades.
La capital vasca conserva un casco medieval en el que es posible hallar innumerables lugares de sabor tradicional, como la Plaza de la Virgen Blanca, y edificios históricos, como la Catedral de Santa María. A su lado, la ciudad extiende sus fronteras de forma armónica en el ensanche romántico, con amplias avenidas, jardines y edificios que recuerdan la capitalidad y el señorío de esta ciudad.
Además, Vitoria disfruta de una intensa vida cultural, como lo demuestra año tras año uno de sus eventos más renombrados, el Festival de Jazz. Tampoco defraudará su recetario gastronómico tradicional, basado en productos de la huerta, y siempre acompañado por los singulares vinos vascos.