“Con increíbles piscinas naturales, paisajes deslumbrantes y la belleza salvaje del Atlántico bañando sus preciosas costas, Madeira es uno de los grandes destinos europeos con mucho que ofrecer, especialmente para aquellos que buscan descansar y disfrutar del mar, la montaña y la naturaleza”. Así lo han destacado Marta Henriques, Content and Memberships Manager, y Sandra Gouveia, Media Relations Assistant, de Madeira Promotion Bureau.
El archipiélago está formado por tres conjuntos de islas: Madeira y Porto Santo, Desiertas y Salvajes. Aunque solo las dos primeras están habitadas, los dos últimos conjuntos de islas son reservas naturales y hacen justicia al nombre que se les ha atribuido. Conocido por los amantes del surf como la Hawái del Atlántico, Madeira es un paraíso para practicar deportes acuáticos, aunque los que prefieran la paz de las mareas harán sus delicias en las playas y piscinas naturales de agua salada que rodean el paisaje.
El archipiélago es un destino cada vez más al alcance de todos. “Con dos aeropuertos y más de setenta conexiones mundiales, la isla recibe más de 3,5 millones de pasajeros al año. España tiene conexiones directas desde Madrid, Barcelona, Bilbao y Valladolid”, destacaron Henriques y Gouveia.
Con una temperatura suave, que ronda los 17 grados en invierno y los 25 en verano, el soleado archipiélago es un destino natural excepcional, repleto de vistas maravillosos, densos bosques, valles profundos y un mar azul que se funde con el horizonte durante largos y dorados atardeceres. De entre sus playas, destacan las de Porto Santo: un paisaje repleto de dunas considerada una de las mejores playas lusas.
También hay vida fuera del Parque Natural de Madeira o el bosque de Laurisilva, reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial Natural de la Humanidad. La cultura y vida nocturna de la capital, Funchal, es un buen ejemplo de ello. Se trata de una ciudad cosmopolita con atracciones únicas, donde los visitantes se sentirán como en casa, que está ubicada en el centro de la isla más grande.
Madeira, archipiélago natural
“Las verdes montañas volcánicas, los densos bosques y los coloridos paisajes floridos de estas islas han sido reconocidos en 2013, 2014, 2016, 2017, 2018 y 2019 como Mejor destino insular de Europa en los World Travel Awards, que desde 2015 y hasta el año pasado también les ha otorgado la catalogación de mejor destino insular del mundo”, subrayaron las directivas. Gran culpa de ello lo tiene su Parque Natural, creado en 1982: una reserva biogenética que cuenta con una flora y fauna únicas, que ocupan aproximadamente dos tercios del territorio de Madeira.
En Madeira, es habitual encontrar costas escarpadas y barrancos. Estas zonas son el paraíso para los amantes del barranquismo, así como para los escaladores. El macizo montañoso de Madeira ofrece zonas excelentes desde las que despegar con parapente o ala delta. Para los visitantes menos intrépidos, existen amplios senderos que recorren, a lo largo de más de 2.000 kilómetros, el perímetro de la isla, desde los 0 a los 1.862 metros. Quienes disfruten sobre ruedas también tienen su alternativa, el jeep safari, con la que explorar los rincones más inaccesibles de la isla.
“Para los que prefieran el golf, el archipiélago cuenta con tres campos: en Madeira (Palheiro Golf y Santo da Serra Golf Club) o Porto Santo (Campo de Golf de Porto Santo), instalaciones reconocidas por la World Golf Awards, que el pasado 2019 premió la isla como Mejor destino emergente de golf del mundo”.
Las vívidas calles de Funchal
Los más cosmopolitas verán en Funchal el mayor centro urbano de la isla, una ciudad desconocida con mucho que ofrecer. Su perfil, que abarca desde el puerto hasta las montañas -a las que se puede acceder con un teleférico-, remite a la tradición y cultura del archipiélago, tan ligadas a la naturaleza que caracteriza a Madeira. Los turistas podrán elegir entre alojamientos rurales, hoteles de lujo o pequeños hostales.
“Uno de los barrios más bonitos de la capital de Madeira es la Zona Vieja, un precioso decorado de antiguas casas coloridas repleto de restaurantes pintorescos que ofrecen platos típicos, como el pez espada con plátano frito, el bolo do caco o la espetada de carne a la barbacoa”, destacaron Henriques y Gouveia. Otra de las visitas gastronómicas imprescindibles es el Mercado de los Labradores, un paraíso de sabores, colores y olores marcado por el producto local. Para maridar, nada mejor que uno de tantos y famosos vinos. Entre las bodegas de Funchal destaca Blandy, donde el visitante podrá presenciar el proceso de elaboración del que tal vez sea el vino más conocido de Madeira.