Estos días, se analiza en el Parlament catalán la petición del Ayuntamiento de Barcelona de aumentar la tasa turística en la ciudad condal. La iniciativa ha despertado tanta inquietud en diferentes sectores que el gremio de los hoteleros ha manifestado su intención de ir a los tribunales en caso de que la petición prospere. La consideran una medida arbitraria pues aseguran que otros sectores como la restauración, el transporte privado o los edificios patrimoniales, como los museos y otros lugares de ocio, se benefician del turismo y sin embargo no aplican dicho gravamen.
Tasas turísticas en Europa
Las tasas turísticas son comunes en otros países, no en España. Van desde las más bajas como la aplicada en la República Checa, en donde el gobierno local de Praga cobra unos 0,5€ por persona y noche, hasta las más elevadas de 39€ aplicada en Suecia desde abril del año pasado a cada pasajero de avión que despegue desde cualquiera de sus aeropuertos con el objetivo de minimizar el impacto de las emisiones de CO2. Y en medio de tal baremo encontramos una amplia variedad de cifras y justificaciones para llevar a cabo dichas medidas. Entre las más altas se encuentran las de Roma, Berlín, Venecia o ciudades como Ámsterdam que aplican hasta un 6% sobre el total de la factura en función del tipo del alojamiento. Mientras que países como Portugal, Bulgaria, Croacia o Rumania cobran hasta 2€ por noche y persona, también dependiendo del tipo de alojamiento, sea este un camping, hostal u hotel de diferentes categorías. Por otra parte en París, Nueva York o algunas ciudades de Suiza los turistas pagan no más de 3,30€ de impuestos por noche de alojamiento. Mientras que en Londres, Dublín y Múnich se salvan de este recargo.
En España
En España, las Islas Baleares y Cataluña son las únicas comunidades en donde se aplica la tasa turística. Actualmente Barcelona percibe unos 15 millones de euros anuales y otro tanto se le queda a la Generalitat por la misma tasa. Con el aumento se prevé una recaudación de aproximadamente 100 millones, aunque el ayuntamiento asegura que le bastaría con un ingreso de 30 millones de euros que utilizaría para apalear los efectos negativos que el auge turístico de los últimos años ha provocado en la infraestructura de la ciudad, tanto en aspectos medioambientales como patrimoniales. El argumento reanima el debate sobre la saturación turística.
Para los hoteleros, un aumento en el impuesto puede ser perjudicial para el turismo, una actividad que permitió a Barcelona no hundirse durante la pasada crisis y que en todo caso, insisten, lo que se tendría que regular son los pisos turísticos ilegales y el alquiler de habitaciones turísticas. Por su parte la Cámara de Comercio de Barcelona sugiere que el incremento del gravamen tendría que ser utilizado para fomentar la descentralización y desestacionalización del turismo de la ciudad, suposición que Apartur, entidad que reúne los intereses de los apartamentos turísticos de la ciudad, no comparte al reiterar que la tasa no soluciona el problema de la saturación turística y que sí estimula que haya viviendas turísticas ilegales, como recalca ERC.
En Cataluña, desde la implantación de la tasa en 2012 el número de turistas ha crecido un 23%. Lo mismo ocurre en Baleares. La Comisión de Expertos para la Revisión del Modelo de Financiación en 2017 afirma que este tipo de gravámenes tiene escaso impacto negativo en la entrada de turistas. Igualmente, la Revista Económica de Catalunya, en un reciente artículo ha publicado que no se ha podido demostrar que exista un efecto negativo sobre la demanda turística en Cataluña a partir de la implementación del impuesto turístico. No obstante, Exceltur advierte que en las preferencias del turista no todo depende del aumento o no del impuesto, sino que se tendría que tomar en cuenta otros factores como la situación política que actualmente vive la comunidad, así como el Brexit, la quiebra de Thomas Cook y la recuperación del flujo turístico de destinos como Turquía, Egipto o Túnez.
Si se trata de un reto o una oportunidad es cuestión de continuar en el debate. Por esta razón, en la formación de profesionales del sector deben de intervenir tanto empresarios y especialistas como académicos expertos en el análisis de estos fenómenos. Con esta idea Ostelea School of Tourism & Hospitality elabora sus programas docentes para que sus estudiantes tanto de grado como de posgrado conozcan los problemas de actualidad y sean capaces de afrontar los desafíos del mundo contemporáneo.