Del domingo 3 al domingo 10 de abril tendrán lugar, en la Fundación Juan March y dentro del Programa Pedagógico del Teatro de la Zarzuela , las representaciones para colegios y público general (estas últimas con entrada libre hasta completar el aforo) de El Pelele, de Julio Gómez y Mavra, de Igor Stravinski, que conforman un único espectáculo.
Las protagonistas de las dos historias estarán representadas y cantadas por la soprano Susana Cordón.
Una temporada más se ofrece al público escolar y al público en general una programación entretenida y variada con obras musicales de gran calidad, de fino humor y con personajes inolvidables. Para el público joven nos volvemos a aproximar al teatro de cámara presentando en coproducción con la Fundación Juan March “El pelele” de Julio Gómez, recuperación de un título importante, y su coetánea “Mavra” de Ígor Stravinski, basada en un cuento de Aleksandr Pushkin —ambas en programa doble—, o las tres Tonadillas de Blas de Laserna, obras del siglo dieciocho cargadas de costumbrismo y crítica social.
Coser y cantar (de Madrid a San Petersburgo)
“El pelele” y “Mavra” comienzan con la misma imagen: una joven cose junto a la ventana mientras espera la llegada del amado.
En “El pelele”, la joven protagonista se llama Cayetana. Vive sola y sueña con ver aparecer un novio bajo su ventana. Pero este amado no existe y los posibles pretendientes pasan de largo. Como la espera se hace larga, la joven decide satisfacer su deseo recurriendo a un ingenioso ardid: confeccionar un pelele con los montones de ropa que tiene para remendar. ¿Cumplirá este pelele las fantasías de Cayetana?
En “Mavra”, la joven protagonista se llama Parasha. Al poco de empezar la obra, aparece su amado Vasili, un húsar que entra en la casa dando un salto por la ventana. Parasha vive con su su madre e intenta ocultar a su novio recurriendo a otro ardid de resultado incierto: disfrazar a su amado de cocinera y presentarlo a su madre como la sustituta de la difunta criada. ¿Llegará a buen término este engaño?
“El pelele” y “Mavra” están compuestas en la misma época —la primera en 1925 y la segunda en 1922— y coinciden en volver la mirada hacia el pasado. En el caso de Stravinski, esta actitud es propia del llamado “retorno al orden” que caracteriza el inicio de los años 1920 tras la eclosión de las primeras vanguardias. Así, frente al internacionalismo y ruptura de las vanguardias, el músico ruso se interesa ahora por el folclore nacional y por la recuperación de tradiciones escénico-musicales que le son propias. En el caso de Julio Gómez, esta mirada retrospectiva no es una reacción frente a una vanguardia en la que nunca ha militado sino una actitud consustancial al nacionalismo popular en el que su música se ha detenido, un nacionalismo estilizado que mira hacia el legado musical decimonónico español.
En “El pelele” la mirada a la tradición comienza por la forma escénica empleada: la tonadilla, una género musical exclusivamente español, de tema folclórico, muy representado en los siglos XVIII y XIX, y que la corriente clasicista de los años 1920 intenta recuperar. El texto está inspirado en el cuadro de Goya del mismo título, que ilustra la tradición española de los siglos XVIII y XIX de manteo de un pelele por parte de mozas casaderas que dan forma ritual a su deseo de abandonar la soltería. El hecho de que la protagonista de “El pelele” se llame Cayetana, como la duquesa amiga del pintor, subraya el carácter goyesco de la tonadilla.
El texto de Mavra está inspirado por el poema satírico de Pushkin “La casita de Kolomna”, nombre de un barrio popular de la vieja San Petersburgo. La ópera está dedicada a la memoria de Pushkin, Glinka y Chaikovski, grandes artistas que, al igual que Stravinski en esta obra, no olvidan las raíces de la Rusia profunda.