Luisa Eva Bartolomé Arciniega, es desde el pasado mes de julio la nueva Directora General de Turismo de Cantabria, cargo que ya ocupó hace ocho años, entre 2003 y 2007.
Esta licenciada en Filosofía y Letras, dio clases de Lengua y Literatura, Historia e inglés en la Academia Jesús Gutiérrez de Torrelavega, para más tarde desarrollar su trayectoria profesional en el mundo del turismo como directora de hotel en una cadena internacional, trabajo que abandonaría para emprender su anudadura política en el Gobierno de Cantabria a lo que lleva dedicándose sin descanso hasta la fecha.
Eva Bartolomé habla para INOUT VIAJES de sus objetivos y prioridades en política turística durante este nuevo mandato, que según nos afirma se centrarán en lograr la desestacionalización y la internacionalización del turismo en esta comunidad.
Ya en su toma de posesión, aseguró que su principal reto seria intentar que el turismo de Cantabria vaya a mejor, ¿qué medidas tiene pensadas para que vaya a mejor?
La desestacionalización y la internacionalización son los dos ejes fundamentales sobre los que pivotará la política turística que queremos llevar a cabo en Cantabria. Nuestro objetivo es potenciar y ofrecer una oferta diferenciada asociada a valores de naturaleza, cultura, deporte y gastronomía. Contamos con una amplia gama de recursos y vamos a ponerlos en valor. La clave para desestacionalizar está en potenciar todos esos productos que tiene y en los que sobresale Cantabria: la naturaleza y el turismo activo con deportes como el surf, el golf y la náutica, y el turismo cultural, con las cuevas Patrimonio de la Humanidad, el rico patrimonio artístico y el futuro Centro de Arte Botín. Crear nuevos atractivos e intensificar la promoción, especialmente a nivel internacional, son prioridades inminentes.
También, indicó que uno de sus objetivos prioritarios era conseguir que el Año Jubilar Lebaniego, que se celebra en 2017, se conozca en todo el mundo…
Así es. La celebración del Año Jubilar Lebaniego es una oportunidad para introducirnos en el mercado internacional y consolidar y ampliar los mercados nacionales. Cantabria tiene que posicionarse como un referente del turismo religioso y de peregrinación y dar a conocer al mundo que somos uno de los cuatro lugares clave junto con Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela. Tenemos dos caminos de peregrinación que son Patrimonio de la Humanidad: el Camino Norte de Santiago y el Camino Lebaniego. Por tanto, es un potencial único y con muchas posibilidades y atractivos. Uno de los grandes objetivos de esta legislatura es promocionar, dar a conocer y poner en el lugar que se merece el Año Jubilar Lebaniego.
¿Qué tiene pensado para conseguirlo y potenciarlo?
Pues hay mucho trabajo por hacer ya que el 2017 está a la vuelta de la esquina, pero ya nos hemos puesto las pilas en su difusión y dotaremos al Año Jubilar Lebaniego de un contenido y una promoción de primer orden. Una de los primeros pasos será la búsqueda de empresas y patrocinadores ya que, al tratarse de un evento de interés nacional, esas aportaciones tienen desgravaciones fiscales. Cuantos más patrocinadores y apoyo encontremos más margen tendremos para organizar y diseñar un buen programa cultural y lúdico que haga más atractiva la celebración. En segundo lugar, y además de las mejoras que llevaremos a cabo en infraestructuras, señalización y publicidad del Camino Lebaniego y del Patrimonio natural y cultural que le rodea, está la promoción de la ruta y del Año Jubilar. Incidiremos en ambas e intentaremos llegar a todos los países y lugares posibles. Tengo la experiencia del anterior Año Jubilar Lebaniego 2006-07, que fue muy positiva, y nuestro objetivo es mejorar y aumentar la trascendencia de este evento.
Hablemos de los atractivos turísticos de esta Comunidad; para usted, ¿que ofrece de especial Cantabria al turista?
El gran atractivo de Cantabria es su variedad. Es una Comunidad con muchos y grandes atractivos, especialmente aquellos relacionados con la naturaleza y la cultura. La región cuenta con espacios naturales de gran belleza y calidad medioambiental y un patrimonio histórico y cultural excepcional. Es un destino en el que hay oferta en todos los ámbitos turísticos, desde el turismo activo y deportivo, al turismo de sol y playa, el gastronómico y el turismo cultural o el de compras. Además, dentro de esa oferta, contamos con la ventaja de contar con productos únicos y que nos diferencian como las diez cuevas prehistóricas Patrimonio de la Humanidad con Altamira como gran marca internacional o el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, entre otros. Tenemos capacidad para ofrecer una oferta especializada y atractiva en muchos ámbitos.
¿Qué lugares recomendaría visitar?
Otra de las grandes ventajas de Cantabria es que es una Comunidad pequeña en extensión. Por lo tanto, muy abarcable y fácil de recorrer en una escapada de tres o cuatro días. El viajero puede llevarse una idea de la región en una primera aproximación y siempre le quedará la opción de volver. De ahí que en una primera visita yo recomendaría disfrutar de los imprescindibles. Es obligado conocer el Parque de la Naturaleza de Cabárceno y ver porque este parque, con 750 hectáreas de extensión y unos mil animales viviendo en semilibertad, es referente mundial en la salvaguarda de animales. Muy recomendable es también la visita al Parque Nacional de los Picos de Europa y el teleférico de Fuente Dé, o disfrutar de las tradiciones y de los entornos paisajísticos de los valles pasiegos, por ejemplo. Practicar surf en playas excepcionales, senderismo en entornos paisajísticos únicos o disfrutar de la buena gastronomía en uno de los muchos pueblos de la costa o conjuntos históricos de interior son otras opciones.
Si habláramos de un rincón de Cantabria que no debería perderse un viajero, ¿por cual se decantaría?
Es difícil decantarse por un rincón en una región como Cantabria en la que hay tanta variedad paisajística y contrastes entre costa y montaña, con espléndidos valles verdes o infinidad de estampas azules y marineras, pero si tengo que elegir uno, me quedo con los acantilados de Toñanes, en la costa occidental. Son un magnífico exponente de la fuerza y espectacularidad que tiene la naturaleza en Cantabria.
¿Qué tipo de turismo destacaría en esta comunidad, el de aventura, gastronómico, cultural,….?
Todos son complementarios. Hay oferta para dar respuesta a todo tipo de demanda. Afortunadamente, la riqueza paisajística y cultural que encierra la región nos permite ofrecer opciones para todos los gustos y públicos. Existe oferta para disfrutar en plena naturaleza con infinidad de actividades y Cantabria también ofrece descubrir un patrimonio histórico-artístico de gran interés y propuestas culturales para turistas que reclaman actividad y contenido en este sentido. También la gastronomía se ha convertido en uno de nuestros principales reclamos gracias a la sabia combinación entre los productos de la tierra, la tradición y la vanguardia. Detrás de todo ello hay un excepcional trabajo que están llevando a cabo las nuevas generaciones de cocineros y el prestigio alcanzado por muchos de ellos.
En cuanto a los mercados turísticos, ¿las exigencias del turismo nacional son diferentes a de las del turismo internacional?
Desde el punto de vista de la calidad, las exigencias son cada vez más cercanas entre el turista internacional y el nacional. Todo viajero busca buen servicio, amabilidad y sentirse como en casa cuando llega a un destino. Si bien el turista internacional es más de hotel y el nacional demanda más variedad y mucho turismo rural, ambos exigen calidad. Hasta ahora el turista internacional se ha caracterizado por viajar con todo más preparado y programado en el sentido de saber muy bien qué quiere ver y hacer en cada momento, aunque también, cada vez más, el viajero nacional, que antes improvisaba más, ahora también viaja a los destinos sabiendo qué va a hacer y demandando actividades y experiencias. Mucho se debe a las posibilidades que ofrecen Internet y las nuevas tecnologías.
¿En que coinciden y en qué se diferencian?
Una de las principales diferencias es el gasto. El turista internacional gasta mucho más que el nacional. En el caso de Cantabria, una de las cosas que más valora el turista nacional es que no haya masificación. El viajero de nuestro país busca playa y algo más y en ese sentido contamos con un turista madrileño, castellano-leonés y vasco y, también cada vez más, catalán fidelizado.
De todo aquello que le gustaría realizar durante su mandato en la Direccion de Turismo de Cantabria, ¿de qué se sentiría mas orgullosa?
Sin duda, uno de los pendientes de Cantabria es conseguir una mayor internacionalización. Debemos ser capaces de aprovechar el buen momento que vive España en llegada de turistas internacionales y ser atraer parte de éxito a nuestra región. Mejorar esas cifras y conseguir desestacionalizar el turismo para que el sector funcione bien a lo largo de todo el año son esenciales y para ello ya hemos empezado a trabajar, con la potenciación del aeropuerto Seve Ballesteros como acción principal para abrir la más importante puerta de entrada de turismo extranjero y la dinamización de la promoción. La principal satisfacción para mí será que los profesionales y empresarios del sector sean los que perciban el cambio y la rentabilidad de sus empresas. Si el turismo funciona y se consolida como uno de los grandes pilares de la economía de la región, Cantabria en general y otros sectores relacionados con el turismo también se beneficiarán. Estamos convencidos de nuestras potencialidades y hay un amplio margen de desarrollo y crecimiento para el turismo en Cantabria.
¿Cuál o cuáles son sus lugares ideales para viajar? , ¿En España y fuera de nuestras fronteras?
A mí me gusta mucho escaparme a las ciudades Patrimonio de la Humanidad. Afortunadamente en España contamos con un patrimonio único en este sentido y adentrarse en los cascos históricos de nuestras ciudades, en sus calles y rincones es una de las mejores experiencias que puede tener un viajero. Fuera de España, uno de mis rincones favoritos es Suiza. Siempre he admirado la capacidad de este país tan pequeño para lograr la calidad de vida que tiene y la excepcionalidad que supone la convivencia de culturas, costumbres e idiomas concentrados en un país tan pequeño, además, por supuesto, de sus impresionantes paisajes naturales.