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5 experiencias en Burgos para trasladarse a cientos de millones de años atrás

5 experiencias en Burgos para trasladarse a cientos de millones de años atrás

Desde investigar la época de los dinosaurios, hasta realizar una inmersión total en la Prehistoria o conocer poblaciones pasadas, entre otras experiencias. ¡Decúbrelas todas!.

1. Encuentro con dinosaurios. La comarca de Sierra de la Demanda cuenta con una riqueza paleontológica de gran calado. La zona dispone de un Museo de los Dinosaurios en la localidad de Salas de los Infantes, donde se encuentran reconstrucciones como la de un megalito, el interior de una casa celtibérica y un altar romano, así como una estatua a escala real de un alosaurio, ejemplares insólitos de vegetales fósiles, restos de pequeños dinosaurios corredores como el Hipsilofodonte, las espinas defensivas de un animal acorazado como el Polacanthus –de gran importancia científica dada la escasez en el registro fósil europeo de este tipo de dinosaurio-, restos de huevos o un hueso del pie en forma de ‘T’ de un dinosaurio de más de 25 metros, entre otras piezas.
Cabe destacar, asimismo, varios yacimientos en Regumiel de la Sierra –donde se pueden divisar claramente huellas de dinosaurio- y en Hacinas –en el que se localizan los fósiles arbóreos más perfectos de la Península-. Un territorio tan fecundo en hallazgos jurásicos que hasta tiene su propio saurópodo: el Demandasaurus darwini, el más peculiar descrito hasta el momento, ya que es la única especie de su familia encontrada en Europa, Asia y América del Norte.
2. El Paleolítico, más vivo que nunca. Un colectivo de biólogos, naturalistas y científicos creó el proyecto Paleolítico Vivo, que ofrece a sus visitantes toda una experiencia de vivencia prehistórica. La actividad comienza con un safari ambientado en la época, a bordo de un vehículo 4x4, donde los participantes pasearán entre especies de animales que, realmente, habitaban la zona de Atapuerca por aquel entonces, como bisontes, uros o caballos prehistóricos en peligro de extinción. Por otra parte, los guías enseñarán al grupo a realizar actividades propias del Paleolítico, como localización de recursos, caza, piedras, madera, plantas, hongos, fuego, elaboración de tallas y armas, herramientas, construcción de viviendas, curtido de pieles, trabajo cooperativo de supervivencia, sensaciones de miedo expuesto a la naturaleza.
3. Así era el ambiente primitivo. El Centro de Visitantes del Árbol Fósil, en la localidad de Hacinas, permite a los más curiosos retroceder 120 millones de años en el tiempo y contemplar la reconstrucción del entorno natural de aquella época. Y es que algunos seres vivos consiguen escapar a la descomposición natural, resultando verdaderos hallazgos para las sociedades actuales. Es el caso de los árboles fósiles de Hacinas, cuyos ejemplares expuestos permiten comprobar cómo el paso del tiempo y los agentes externos han actuado sobre ellos, modificando incluso sus formas interiores. El Centro contiene otras salas de atractivo para su recorrido, como la dedicada a los bosques fósiles de España y el mundo, una recreación de un espacio natural de la era primitiva o una zona de experimentos.
4. Los primeros pobladores de la Ribera del Duero. Rauda Vaccea es el parque Arqueológico de Roa del Duero, un gran recinto donde se recorren la sucesión de culturas que han poblado la zona desde hace 2.500 años. Los visitantes adquieren un papel activo durante el recorrido, observando, escuchando y experimentando los hábitos cotidianos tanto de los primeros cazadores-recolectores como de las comunidades que desarrollaron la escritura o el urbanismo -la visita guiada recorre desde el Paleolítico, pasando por la Edad de Hierro, hasta llegar a la época romana-.
5. Los Autrigones y la Edad de Hierro. A principios del siglo XX Miraveche, un pequeño pueblo de la provincia ubicado en la zona de la Bureba, se hizo un hueco entre los estudiosos de la arqueología debido a la aparición de unas curiosas tumbas datadas de aproximadamente 2.400 años. Pertenecen a los Autrigones, una tribu prerromana que habitaba las tierras en plena Edad de Hierro y que ahora los visitantes de Burgos pueden conocer más de cerca a través de la habilitación realizada de la necrópolis. Una serie de paneles explicativos y figuras ilustrativas permiten entrar en contacto con el modo de vida de estas gentes y, sobre todo, de sus ritos funerarios.
6. Cueva Palomera, habitada hasta la Edad Media. Ojo Guareña es un complejo kárstico que cuenta con más de 100 kilómetros de desarrollo, alzándose así como uno de los conjuntos de cuevas más grandes de la Península Ibérica y uno de los diez mayores del mundo. En su estructura destaca Cueva Palomera, visita obligada en la provincia de Burgos y habitada desde momentos paleolíticos. Además de su interés espeleológico, que atrae a innumerables turistas al año, cabe resaltar los hallazgos que desde su descubrimiento se han producido, destacando restos de cazadores en la cueva de Prado Vargas, de hace 70.000 años; impresiones de pies humanos en la Sala de las Huellas, de hace 15.000 años; pinturas rupestres del Paleolítico Superior, grabados en la roca, de la época del Neolítico, y la Ermita de San Tirso y San Bernabé, de la Edad Media.
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